(El barco del famoso Jacques Yves Cousteau, el 'Alcyone'.)
Actualmente, aún se emplea el viento como propulsor en la náutica deportiva e incluso en algunas formas de práctica recreativa. Su uso como propulsor de navegación de mercantes parecía que había quedado reducido a pequeños barcos en zonas subdesarrolladas, pero ha vuelto a tomar impulso.
En una época en la que la ecología y los costes de la energía obtenida de los combustibles fósiles se ha encarecido, se han puesto en marcha estos sistemas de propulsión basados en la energía eólica. Estos barcos tienen un aspecto a cualquier otro barco que se pueda ver navegando, en vez de velas dispone en su cubierta de cuatro grandes rotores cilíndricos que parecen grandes chimeneas. Estos rotores, llamados Flettner, giran gracias a la velocidad del viento. La fuerza perpendicular a la dirección del viento propulsa el buque. Esta fuerza puede llegar a equivaler a 10 veces la ejercida por una vela de la misma superficie que el cilindro.
Este sistema no es precisamente nuevo. En los años 20 el ingeniero Anton Felttner los desarrolló a partir de otro efecto físico de nombre Magnus. El efecto Magnus es un fenómeno por el cual un objeto en rotación crea un remolino de aire a su alrededor. Sobre un lado del objeto, el movimiento del remolino tendrá el mismo sentido que la corriente de aire a la que el objeto está expuesto. En este lado la velocidad se incrementará. En el otro lado, el movimiento del remolino se produce en el sentido opuesto a la de la corriente de aire y la velocidad se verá disminuida. La presión en el aire se ve reducida desde la presión atmosférica en una cantidad proporcional al cuadrado de la velocidad, con lo que la presión será menor en un lado que en otro, causando una fuerza perpendicular a la dirección de la corriente de aire. Esta fuerza desplaza al objeto de la trayectoria que tendría si no existiese el fluido.
El Efecto Magnus es parecido a la velocidad de sustentación que generan las alas de los aviones y es muy visible en algunos experimentos realizados con balones. Si lanzamos una pelota desde lo alto de una presa a una canasta situada en el fondo de la misma, caerá de forma vertical si no la impulsamos, pero si ejercemos el más mínimo gesto de rotación en la pelota al dejarla caer, el efecto Magnus impulsará la pelota de forma horizontal , cayendo a varios metros del eje vertical desde el que se soltó. Este principio físico es también uno de los que se aplica a la técnica de tiro realizada en baloncesto, en la que los tiradores impulsan la pelota aplicando un giro al lanzarla, lo que les permite alcanzar distancias más lejanas.
En los años 20 Anton Felttner aplicó estos inventos en dos barcos alemanes que lo emplearon de forma mucho más efectiva que los veleros, con los que competía la navegación comercial. Pero la aparición de los combustibles fósiles acabó con esa idea. En los años 80, el famoso oceanógrafo francés Jacques Yves Cousteau adoptó esta tecnología para su buque "Alcyone". Y en el año 2010 la empresa alemana Enercom, experta en la elaboración de turbinas eólicas, botó el Eship-1 un buque de 130 metros de eslora y 22 de manga que emplea 4 turbinas Flettner que aportan el 25% de la energía empleada por el barco en ayuda de dos motores diesel para la distribución de palas y aerogeneradores de la empresa alemana.