En el hipotético caso de que un asteroide destructivo se dirigiese a la Tierra, a los seres vivos no nos quedaría otra salida que la resignación. Lo sabemos gracias a un experimento de preparación para este supuesto escenario que la NASA y otras agencias espaciales han realizado recientemente.
Ni siquiera una bomba nuclear, como se plantea hacer para desviar rocas espaciales preocupantemente cercanas a nuestro planeta, podría con ello. El asteroide simplemente sería más rápido que nosotros.
El experimento es el siguiente: se descubre un asteroide el 19 de abril de 2021, al que se nombra PDC 2021. Pronto se descubre que un escenario posible es un impacto en la Tierra en octubre de 2021, es decir, las agencias espaciales tienen tan solo seis meses para evitarlo. Mediante las primeras mediciones que los expertos pueden hacer dada la distancia (35 millones de millas de distancia), se calcula que el asteroide mide alrededor de 120 metros, aunque realmente podría oscilar entre los 35 y los 700 metros.
Como decimos se trata de una situación ficticia, pero gracias a esta prueba ahora sabemos lo que pasaría con un asteroide de estas dimensiones que se dirigiera tan rápidamente hacia nuestro planeta: no podríamos hacer nada.
Paul Chodas, gerente del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, que participó en la simulación, explicó que los científicos necesitarían al menos cinco años para pararlo, recoge 'Business Insider'. El astrónomo del MIT Richard Binzel es menos optimista: estima que haría falta una década para tener alguna posibilidad.
Por suerte, no hay nada que temer, al menos que conozcamos a día de hoy. El ejercicio forma parte de la Estrategia y Plan de Acción Nacional de Preparación de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA.
El experimento terminaba, por cierto, con el asteroide impactando en Europa del Este, con una población afectada estimada en “varios cientos de miles”, ha dicho la NASA.