El clima en la Tierra está cambiando y eso está teniendo consecuencias esperadas, y otras no tanto. El baby boom arácnido es de las segundas. Se ha observado en zonas muy frías, y el motivo es un fenómeno llamado amplificación del Ártico, que está prolongando e intensificando los veranos en regiones muy septentrionales, como Groenlandia.
Un nuevo estudio dirigido por Toke Høye del Centro de Investigación del Ártico y el Departamento de Biociencia de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, y publicado en Proceedings of the Royal Society, ha descubierto que el aumento de las temperaturas está prolongando el tiempo apto para el desarrollo de las crías de araña lobo. Concretamente, donde antes ponían un nido, ahora ponen dos.
Los registros de las arañas lobo se remontan unos 20 años en la Estación de Investigación Zackenberg, en el este de Groenlandia. Los nidos, o sacos, que contienen los huevos se han analizado y comparado, y la conclusión después de dos décadas de estudio parece clara: se están comportando como lo harían en climas muchísimos más cálidos.
A medida que la nieve vaya desapareciendo de manera cada vez más precoz, las arañas lobo tendrán más tierra para cavar sus cuevas –de unos 20 cm de profundidad– y tendrán más acceso a alimento, principalmente los diminutos colémbolos del suelo.
Un análisis publicado en mayo de 2020 en la revista científica Journal of Animal Ecology constataba además que el tamaño de las hembras está aumentado. Esto en parte tiene que ver con que sean más fecundas.