El pasado 14 de agosto, científicos de EEUU e Italia captaron lo que podría significar por primera vez en la historia de la ciencia un agujero negro engullendo una estrella de neutrones. Dispositivos de detección de ondas gravitacionales recogieron el suceso a unos 8.550 millones de billones de kilómetros de la Tierra.
El agujero negro representa la condensación de la masa suficiente como para que ninguna partícula pueda escapar a su atracción y sea absorbida por él. La estrella de neutrones es el subproducto que sigue a la explosión en la última fase por la que pasa la vida de una estrella, clasificada entonces como supernova.
Los científicos todavía investigan la detección visual del suceso así como la confirmación final de que se tratan de estos dos fenómenos.
"Los científicos nunca han detectado un agujero negro más pequeño que cinco masas solares o una estrella de neutrones más grande que aproximadamente 2,5 veces la masa de nuestro Sol", dijo el profesor Scott, líder del Grupo de Análisis de Datos y Teoría de la Relatividad General en ANU y un investigador jefe del Centro de Excelencia ARC para Gravitational Wave Discovery (OzGrav).
Con esta afirmación pretende defender que se trata de una estrella de neutrones lo que ha interceptado con el agujero negro. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que la masa engullida por el agujero negro sea otro agujero negro con una masa mucho más leve que cualquier otro agujero negro que se haya conocido y estudiado antes. Aunque añade Scott en caso de que no se trate de una estrella de neutrones que aúna así representaría para él: "un premio de consolación realmente asombroso".