Los investigadores los llaman agujeros azules porque así es como se ven. Se trata de sumideros a mucha profundidad en el fondo marino que se han encontrado en varios puntos de Florida. No obstante, hay uno que han bautizado Green Banana, a 130 m de profundidad, al que nunca han bajado los submarinistas, y es por tanto un misterio aún por estudiar. La idea es sumergirse este agosto.
La expedición al Green Banana iba a hacerse en primavera, pero el coronavirus puso en standby a la ciencia, como a todo, y se ha pospuesto hasta agosto. Ahora sí, los investigadores podrán por fin sumergirse a 130 metros bajo el agua de Florida para estudiar lo que se esconde ahí abajo.
Hasta el momento, se ha visitado otro agujero azul, ‘Amberjack’. Los buceadores se adentraron en él, en la costa de Sarasota (Florida) en 2019 y descubrieron que a los tiburones les gusta congregarse allí. En su caso está a unos 30 de metros de profundidad, aunque es casi tan hondo como Green Banana: mide 100 metros de profundidad.
Los afortunados en descubrir este misterio serán científicos del Laboratorio Marino Mote, en una expedición financiada por NOAA. Utilizarán lo que se llama un módulo bentónico, que facilita el ‘aterrizaje’ a tantos metros de profundidad.
Se desconoce más de lo que se conoce sobre agujeros azules, sobre todo por la dificultad para explorarlos. Los problemas de visibilidad y un cambio abrupto de temperatura al traspasar la llamada termoclina o línea imaginaria que separa la zona donde no llega la luz solar hacen que haya que esmerarse mucho y usar la tecnología para adentrarse en los agujeros azules.
Se calcula que tendrán unos 10.000 años o más, y podrían ser la pista de túneles, manantiales y cuevas subterráneas. La pregunta por resolver sobre el Green Banana es si se creó de arriba abajo, con la filtración de la lluvia, o desde el Golfo de México de manera subterránea.
Se sabe que rebosan vida porque son áreas profundas muy cargadas de nutrientes, de ahí que se descubriera un grupo de tiburones en Amberjack. Aunque también son la tumba de especies. En este agujero investigado en 2019 se hallaron cadáveres de dos peces sierra en peligro de extinción. Pero hay que tener en cuenta que hay bacterias y otros descomponedores que se alimentan de esos restos. Es un ciclo.