Historiadores se lo han preguntado al estudiar batallas como la de la Bahía de Accio, en 31 a.C.: ¿Cómo pudo la débil flota de Octavio ganar a la de Marco Antonio y Cleopatra? Hasta que en agosto de 1893, el explorador noruego Fridtjof Nansen navegaba por el norte de Siberia y le pasó lo mismo que pudo pasar en batallas como la de Accio, según se ha descubierto recientemente: el fenómeno de agua muerta, cuando el mar atrapa un barco, independientemente de sus dimensiones, y le impide avanzar.
El motor no deja de funcional ni el timón de girar, pero da igual cuánto haga el capitán porque el mar frena la embarcación. Es un fenómeno atípico, que requiere de unas condiciones que no suelen darse, pero muy curioso. Físicos, geólogos y matemáticos han pasado décadas resolviendo lo que Fridtjof Nansen describió como “una fuerza misteriosa” que le impedía maniobrar.
Lo resolvió el físico y oceanógrafo sueco Vagn Walfrid Ekman once años después de la travesía ártica de Nansen, en 1904. Demostró en esta parte del océano Ártico, bajo la superficie, entre capas de agua salada y dulce -que tienen distinta densidad- se formaban unas olas que interactuaban con el barco y generaban resistencia. La presencia de agua dulce la explicó con el derretimiento de glaciares.
Aunque Ekman no sacó de dudas del todo sobre este fenómeno a la comunidad científica, porque su investigación concluía que las olas daban lugar a oscilaciones en la velocidad del barco, y en cambio Nansen tenía claro que su nave se mantuvo a una velocidad muy, muy baja y estable. Sí cree haber descubierto la clave un equipo del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), la institución de investigación más importante de Francia, y de la Universidad de Poitiers, que publican sus resultados en la revista científica PNAS. Y lo han hecho hace nada, el 6 de julio de 2020, cuando analizaban la mencionada batalla de Accio.
Para resolverlo más de un siglo después, han utilizado una clasificación matemática de diferentes ondas internas y el análisis de imágenes experimentales en la escala de subpíxeles, algo que no se había hecho antes.
“Aquí mostramos que estas variaciones de velocidad se deben a la generación de una depresión ondulante dispersiva”, dice el estudio, que compara con el comportamiento de una cinta transportadora como la de las maletas en los aeropuertos. Sobre esta cinta, el barco se movería hacia adelante y atrás.
“Gracias a cálculos dinámicos corroborados por experimentos de laboratorio, demostramos que este régimen oscilante es solo temporal: la nave escapará del régimen transitorio de Ekman manteniendo su fuerza de propulsión, alcanzando el límite asintótico de Nansen”, continúa la investigación, conciliando las versiones del explorador noruego y el físico sueco, puesto que en un primer momento ocurre lo que dice Ekman, que el barco está inestable, y posteriormente alcanza una velocidad muy lenta pero más constante, como describió Nansen. Misterio resuelto.