Un grupo de humanos se enfrenta al mismo reto que un grupo de hormigas y consigue peores resultados. La prueba, que demostró que estos insectos son mejores que las personas resolviendo problemas en grupo, consistía en salir de un laberinto cargando una gran pieza. No es el primer estudio que revela que tenemos mucho que aprender de ellas, sobre todo en cuanto a dinámicas de trabajo se refiere.
Cada hormiga se encarga de una tarea necesaria para su colonia y, cuando no puede con ella, se le retira para ofrecer ese trabajo a otra u otras que sí puedan con ello. A pesar de tener pocas neuronas funcionan como un súper organismo. Daniel Saureu, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica cómo funcionan estos insectos como grupo de trabajo. "Su conjunto, actúa como si todas ellas fueran un único animal", explica.
Las hormigas se comunican mediante feromonas, unas sustancias químicas que permiten seguir un rastro o marcar algo importante. Los movimientos que realizan estos insectos para desplazarse, han sido imitados por las personas para trabajar en tropas. Cuando reciben una alerta, abandonan el hormiguero por las esquinas. Esta forma de desalojar un lugar ha sido estudiada por un ordenador, revelando que de esta manera, se reduce hasta en un 160% la evacuación de sitios públicos.
Este experimento del laberinto, realizando de forma individual, ha demostrado que los humanos tenemos más capacidad cognitiva que las hormigas. Sin embargo, cuando se trata de trabajar en equipo, estos diminutos animales superan en rapidez a las personas. "En este experimento se ha visto que si restringimos las capacidades cognitivas de los seres humanos y las equiparamos a las condiciones de las hormigas, resuelven este conflicto de forma más eficiente", añade Daniel Saureu.
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