El fondo del océano, ese vasto territorio donde la luz solar nunca llega, sigue sorprendiendo cada año a los científicos con sus enigmas. Uno de los más recientes es la aparición de lo que los investigadores han bautizado como "oxígeno oscuro", fenómeno no ha dejado de generar preguntas en la comunidad científica desde que fuera detectado. La propia naturaleza del océano nos obliga a reconsiderar ciertos fenómenos que, hasta hace no mucho, eran meras quimeras o especulaciones. ¿Cómo puede producirse oxígeno en un lugar donde la fotosíntesis es imposible?
“La opinión sostenida desde hace mucho tiempo es que las profundidades del mar son oxigenadas por masas de agua profundas que alguna vez estuvieron en contacto con la atmósfera”, explica el profesor de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas, Andrew Sweetman, en un artículo elaborado por Miguel Angel Criado para El País.
Todo empezó con un estudio liderado por el geocientífico Lewis Alcott, de la Universidad de Bristol, cuyo objetivo inicial no tenía nada que ver con el descubrimiento de oxígeno oscuro. Su equipo estaba investigando cómo se consume este gas en los sedimentos del fondo marino. El equipo analizaba, sobre todo, las interacciones entre organismos, minerales y compuestos químicos. Sin embargo, lo que descubrieron en sus experimentos les cogió por sorpresa: en lugar de desaparecer, como esperaban, los niveles de oxígeno aumentaban cuando se daban ciertas condiciones.
¿De dónde provenía? Para los científicos, era un enigma. Este tipo de fenómeno no encajaba con los procesos biológicos conocidos, como la fotosíntesis, que depende de la luz solar. En cambio, el equipo descubrió que la fuente del oxígeno estaba relacionada con los nódulos polimetálicos presentes en el fondo marino.
Estos nódulos son formaciones minerales esparcidas por grandes extensiones del lecho oceánico, particularmente en regiones como la zona Clarion-Clipperton, entre Hawái y México, a 4000 metros de profundidad. Están compuestos de manganeso, níquel, cobalto y otros metales, y son conductores de electricidad.
El equipo de investigación descubrió que los nódulos facilitan un proceso llamado electrólisis con el que se descompone el agua (H₂O) en oxígeno (O₂) e hidrógeno (H₂). Pequeñas corrientes eléctricas naturales fluyen a través de los nódulos y el sedimento marino que los rodea. Es como si el propio océano estuviera llevando a cabo un experimento químico y produjera oxígeno en lugares donde, hasta ahora, nadie pensaba que fuera posible. Para el equipo investigador, es una geobatería natural, y la explicación de por qué es posible la producción de oxígeno en zonas remotas del océano.
Este nuevo ‘sustentador de vida’ muestra propiedades que lo diferencian del que se genera en la superficie. Tiene un papel preeminente en la supervivencia de muchas especies marinas que viven en regiones sin acceso a la luz, adaptadas a condiciones extremas.
Pero su descubrimiento tiene consecuencias que trascienden la mera curiosidad científica. Una de las más fascinantes plantea si procesos similares podrían haber ocurrido en la Tierra primitiva cuando la atmósfera carecía de oxígeno. Si los nódulos polimetálicos de los océanos antiguos lo generaban, aunque fuera en pequeñas cantidades, ¿podrían haber contribuido a la creación de un entorno más propicio para la aparición y evolución de la vida?, se pregunta Sweetman en su reflexión final. Quizá las implicaciones de este fenómeno vayan más allá de las fronteras de nuestro planeta. ¿Podría servirnos para buscar vida en Europa o Encélado, las lunas heladas de Júpiter y Saturno, donde sabemos que existen océanos bajo gruesas capas de hielo?