Según datos del INE, somos un país con una conexión de internet mayoritaria. Más de un 96% de los hogares españoles tenía acceso a la red en 2021, lo que demuestra nuestra dependencia de la misma para tareas básicas y consulta de información.
La calidad de la señal de wifi y la rapidez de la conexión que hayamos contratado son claves en nuestro uso diario de internet, y por ese motivo es importante que la señal llegue a todas las estancias con una intensidad suficiente como para poder trabajar y navegar sin preocuparnos. Pero ¿por qué a veces la señal de wifi no llega o la conexión es demasiado lenta? ¿Sabes dónde deberías colocar el router?
A menudo no reparamos en que la distribución de espacios en nuestra casa y la presencia de ciertos muros disminuyen la intensidad de la señal del router o directamente la cancelan. El WiFi utiliza ondas de radio de alta frecuencia para transmitir datos entre el router y los dispositivos conectados. La composición del material que tienen que atravesar estas ondas influye muchísimo en la capacidad para que la señal alcance ciertos espacios de la casa
Por ejemplo, un router que hemos colocado en el dormitorio o en el salón puede tener dificultades para transmitir la señal a un dispositivo en la habitación contigua si media una pared de ladrillos, donde podría rebotar.
También influye la propia frecuencia. La banda de 2.4 GHz suele penetrar mejor paredes y obstáculos, mientras que la de 5 GHz, aunque es por lo general más rápida, suele perder intensidad a medida que traspasa ciertos materiales de construcción. Esto significa que si nuestro router está configurado para funcionar principalmente en la banda de 5 GHz, podríamos experimentar una pérdida de señal si tiene que atravesar varias paredes para llegar al espacio donde estamos utilizando el móvil o el ordenador.
Las propiedades del material con que estén hechas las paredes también afectan a la acústica, el aislamiento térmico o la capacidad para transmitir señales de radio. No es lo mismo una pared de yeso que una de madera, ladrillo, hormigón o incluso metal, presente en muchas casas antiguas. Debemos tener presente todo esto para entender por qué en ciertas estancias recibimos una mala conexión.
El yeso, sobre todo cuando se utiliza en placas de pladur, tiene una baja densidad y permite un cierto nivel de transmisión de la señal de wifi.
Las paredes de ladrillo y hormigón son mucho más densas y a menudo obstaculizan la señal, ya sea porque esta rebota o porque no puede atravesar del todo el material con el que está construido el muro. En los edificios de varios pisos, es común que la conexión a internet sea peor en los más altos.
Las paredes que contienen malla metálica o revestimientos de este material pueden interrumpir la señal del router o atenuarla tanto que “no llegue”. Ahí veremos una sola raya en el icono de las ondas de wifi, con tres o cuatro marcas ascendentes que nos indican la intensidad de la señal.
El metal actúa como un escudo, es decir, refleja las ondas de radio y causa "puntos muertos": la señal de wifi desaparece. Como explican en la revista especializada Tu Reforma, la antigüedad de la casa también puede jugar un papel en ese wifi baja intensidad que a veces nos enfada, y mencionan materiales como las vigas de acero, los conductos metálicos en los sistemas de climatización, la mezcla de hormigón y acero o el aislamiento con láminas, entre otros materiales que pueden afectar a la calidad de la señal del rotuer.
“El metal es quizás el material de construcción de viviendas más perjudicial para el WiFi. El metal conduce la electricidad y el magnetismo, y absorbe las ondas de radio. En las casas más antiguas y en algunas modernas, se utilizaba en el enlucido para soportar y actuar como marco de las paredes interiores. Desgraciadamente, este listón metálico actúa casi como un escudo que interrumpe las señales de radio de alta frecuencia (WiFi). Si sus paredes interiores incluyen este material, puede tener problemas para encontrar una señal WiFi en las habitaciones que están separadas de su su router.