La superluna, a lo largo de la historia, ha estado rodeada de misticismo, superstición y creencias. Se le ha atribuido una influencia considerable en eventos históricos, tanto a nivel social como fenómenos naturales.
Tradicionalmente, los efectos que se le atribuyen a la superluna son el aumento de nacimientos, aumentos de la actividad delictiva y, también, cambios en el estado emocional de las personas. Todo esto, combinado con la fascinación que genera la Luna, ha llevado a la formación de mitos y teorías sobre el poder que ejerce este astro sobre nosotros.
Como hemos mencionado, uno de los mitos que se le atribuye a la luna es que provoca un aumento en los nacimientos. Esta idea de que la Luna influye en los partos no es algo nuevo, está basado, en parte, en la observación de las mareas. Así como la gravedad de la Luna afecta a los cuerpos de agua en la Tierra provocando esas subidas y bajadas de mareas, también se cree que la misma fuerza podría afectar al líquido amniótico en el cuerpo de las mujeres embarazadas, provocando, por tanto, más partos cuando la luna está llena o en su fase más cercana como es la superluna.
Sin embargo, los estudios científicos no han logrado establecer una relación entre esta fase de la Luna y el número de nacimientos. De hecho, un estudio realizado en 2001 publicado en el Journal of Obstetrics and Gynecology, analizó casi 70 millones de nacimientos a lo largo de 20 años en Estados Unidos y no pudo encontrar ninguna evidencia científica sobre este hecho. Otros estudios similares realizados en distintas partes del mundo han llegado a la misma conclusión.
Una de las posibles justificaciones para que esta creencia se encuentre tan arraigada en la sociedad es la tendencia humana a encontrar patrones en eventos coincidentes, es decir, si una embarazada da a luz durante una superluna, es posible que se recuerde esta coincidencia. Mientras que si el alumbramiento ocurre en otra fase de la luna menos célebre, no se va a producir esta relación. Por lo que, al ser esos eventos casuales y memorables los que perduran en el tiempo, refuerzan la percepción selectiva y el mito.
Otra de las creencias más extendidas sobre la superluna y también sobre la Luna llena es que puede influir en el comportamiento humano aumentando la tasa de delitos. Desde tiempos antiguos en muchas culturas se ha relacionado la Luna llena con comportamientos irracionales o violentos. Un ejemplo de esto es la palabra “lunático” que tiene su origen en la creencia de que la Luna podía influir en la locura de las personas.
Al ser una creencia popular, muy arraigada en la cultura de muchos países, los científicos también se han aventurado a iniciar investigaciones sobre este tema. En 1985, un psicólogo británico, Arnold Lieber, propuso que existía un aumento de los crímenes violentos durante la Luna llena debido a que las fuerzas gravitacionales de ésta podrían influir en los fluidos corporales y en las emociones humanas. Esto fue descartado totalmente, ya que en investigaciones posteriores no se encontró ninguna relación significativa entre las fases de la Luna y los crímenes violentos. Por lo que no hay pruebas sólidas que puedan afirmar que los delitos aumentan durante la superluna o la Luna llena.
Este mito sobre la criminalidad y la superluna ocurre porque las noches de Luna llena son más luminosas. Esto facilita una mayor actividad nocturna, por lo que podría haber un ligero aumento de los crímenes, pero simplemente porque hay más personas en las calles al tener una mejor iluminación. Pero, esto no se debe a la influencia de la Luna, sino más bien a una mayor actividad social.
Cuando se habla del poder de la Luna sobre las personas, se le relaciona con su impacto en el estado emocional de las personas: ansiedad o insomnio, entre otros.
Son varios los estudios que han intentado evaluar si, efectivamente, existe una relación entre fases de la Luna y el sueño. En 2013, un estudio suizo sugirió que las personas tendían a dormir menos y de peor calidad durante la Luna llena. Los investigadores observaron que, durante la superluna y Luna llena, los participantes tardaban más en conciliar el sueño, por tanto, dormían menos y mostraban una menor actividad cerebral relacionada con la fase de sueño profundo.
No obstante, otros estudios han encontrado resultados contradictorios. Una investigación realizada en 2016, que contó con más de 5800 participantes no encontró ninguna evidencia científica de que las fases de la Luna tengan relación alguna con la calidad del sueño o el comportamiento emocional de las personas.
Como curiosidad, en periodos de superluna sí que se han dado algunos hechos históricos memorables. Si bien, es cierto, que no hay pruebas de que estos eventos tengan alguna relación con la Luna, sí que han llevado a la formación de mitos y teorías relacionados con ellos.