La reciente publicación del mapa más completo del cerebro de la mosca de la fruta supone un punto de partida para una revolución científica. Dos equipos de investigación han estudiado durante doce años cómo funciona el cerebro de estos insectos, que comparten el 60% del ADN humano, por lo que el trabajo presenta un gran interés científico y puede suponer un gran avance hacia la comprensión de la conciencia humana, como informan en el vídeo Juan Tejón y Mar Magro.
Los expertos subrayan que este hito es un primer paso clave para completar y comprender cerebros más grandes. Además, dado que la mosca de la fruta es muy común en la investigación, su mapa cerebral puede emplearse para avanzar en nuestra comprensión de cómo funcionan los circuitos neuronales.
Los investigadores lo han descifrado, de hecho, porque este pequeño insecto tiene más en común con los humanos de lo que imaginamos.
“Un macho tiene que convencer a la hembra de que quiere tener hijos con ella. Eso es exactamente lo mismo en humanos como en una mosca. Las necesidades son las mismas: tienen que comer, tienen que dormir, tienen que crecer…”, explica Albert Cardona, neurocientífico de la Universidad de Cambridge.
Compartiendo ese 60% de nuestros genes, conocer su naturaleza puede suponer un avance en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas: “Podremos por lo menos entender qué pasa en las células en enfermedades como el alzhéimer, como el párkinson, e intentar entonces entender cómo se podría arreglar; cómo se podría prevenir”, señala Cardona.
El cerebro de la mosca de la fruta tiene 140.000 neuronas con 55 millones de conexiones. “Podemos comparar una mosca que tenga, por ejemplo, una enfermedad como el alzhéimer. Entonces, podemos comparar qué ocurre en ese cerebro sano, –de control–, con ese cerebro que digamos que está enfermo”, apunta Javier Morante, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante.
El siguiente hito se alcanzará dentro de una década, cuando se conozcan los circuitos del cerebro del ratón, último paso para conseguir el de los humanos.
A este respecto, el doctor Gregory Jefferis, del Laboratorio de Biología Molecular del MRC y de la Universidad de Cambridge, que fue uno de los codirectores de la investigación, recalcó en un comunicado que "si queremos entender cómo funciona el cerebro, necesitamos una comprensión mecanicista de cómo todas las neuronas encajan entre sí y te permiten pensar". "En el caso de la mayoría de los cerebros, no tenemos ni idea de cómo funcionan estas redes", señaló, ahondando en el primer diagrama de cableado de cada neurona en un cerebro de estos insectos.
"Las moscas pueden hacer todo tipo de cosas complicadas, como caminar, volar, navegar y los machos cantan a las hembras. Los diagramas de cableado cerebral son un primer paso para comprender todo lo que nos interesa: cómo controlamos nuestro movimiento, respondemos al teléfono o reconocemos a un amigo".
En ese sentido, los científicos descubrieron que existían similitudes sustanciales entre el cableado de este mapa y los esfuerzos previos a menor escala que han mapeado partes del cerebro de la mosca. Esto llevó a los investigadores a concluir que existen muchas similitudes en el cableado entre cerebros individuales, que cada cerebro no es una estructura única como un copo de nieve.
Así, al comparar su diagrama cerebral con diagramas previos de áreas pequeñas del cerebro, los investigadores también descubrieron que aproximadamente el 0,5% de las neuronas tienen variaciones de desarrollo que podrían causar que las conexiones entre neuronas estén mal conectadas. Por ello, los investigadores apuntan que este será un área importante para futuras investigaciones para comprender si estos cambios están relacionados con la individualidad o los trastornos cerebrales.
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