En 2021, se perdieron un 13% de los alimentos antes de llegar a los estantes del supermercado, según datos de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esto equivale a unos 120 kg de comida por persona en todo el mundo. Muchas veces los alimentos, como frutas y verduras, no llegan a los estantes porque no tienen el calibre adecuado, o la textura no es perfecta, pero en cambio son perfectamente comestibles y nutritivos.
Para combatir esta situación, existen algunas aplicaciones que recuperan el excedente alimentario y lo distribuyen entre los consumidores. Es el caso de Bene Bono, que lleva un año y medio repartiendo productos en seis ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Bilbao y Vitoria.
"Estamos dando salida a un producto que se iba a desperdiciar porque los supermercados lo han rechazado por motivos estéticos, principalmente", explica Camille Martínez, Expansion & Operations Lead Spain en la aplicación. Lo que hacen es ofrecer al usuario una suscripción a una cesta de verduras y frutas de temporada y ecológicas, que además pueden personalizar y recibir semanalmente en su casa.
De esta forma, los productores pueden dar salida a esas piezas que se resisten a ser expuestas en los supermercados, mientras que los consumidores pueden planificar mejor su dieta. Para evitar el desperdicio, Martínez comenta que lo más importante es eso, "planificar lo que vamos a cocinar de aquí a siete días, poder organizarlo y comprar justo lo que necesitamos; no comprar con los ojos, sino comprar con la cabeza".
Según datos de la compañía, los usuarios se pueden ahorrar hasta un 30% de lo que pagarían en la tienda y ayudan a salvar unas 37 toneladas al mes.
Si la aplicación anterior se centra en salvar alimentos directamente del productor, Too Good To Go sería la alternativa aplicada a las tiendas y a la restauración. Esta empresa danesa fundada en 2016 ya está presente en 19 países y ha logrado salvar más de 350 millones de comidas desde entonces.
Una vez dentro de la aplicación, el usuario compra un ‘pack’ que va a recoger a una hora determinada, normalmente al cierre del negocio. Los productos suelen depender de lo que no haya tenido salida durante el día. Además de supermercados, fruterías y restaurantes, recientemente se han añadido incluso floristerías.
Los usuarios pueden salvar así aquellos productos que ya se han cocinado o que tienen una fecha de caducidad próxima. Los establecimientos, por su parte, también tienen la oportunidad de darse a conocer a nuevos clientes concienciados con la protección del medio ambiente.
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