Los flashes vuelven a estar de moda. Estas barritas de hielo de colores, todo un icono de los años 80, nunca se fueron de los quioscos, pero sí perdieron protagonismo. Ahora se han popularizado de nuevo, así que muchos adultos se preguntan de qué están hechos exactamente esas chuches que consumen los niños. ¿Contienen compuestos indeseables? ¿Por qué tienen esos colores y esos sabores tan intensos? ¿Son perjudiciales? A continuación tratamos de responder todas esas preguntas.
Una de las cosas que suele preocupar a muchos adultos es su composición. Para conocerla debemos fijarnos en la lista de ingredientes. Ahí encontraremos todos los elementos que constituyen su formulación. Además podremos tener una idea aproximada de la importancia de cada uno de ellos, ya que deben enumerarse en orden según su cantidad. Así, podremos ver que el primer ingrediente que aparece es el agua, porque, como podemos imaginar, es el principal.
Además, se añaden otros ingredientes para lograr diferentes fines: sabores, aspecto, etc.
Una de las características más apreciadas de estos productos es su sabor dulce. Lo que se hacía tradicionalmente para conseguirlo era añadir azúcares, principalmente sacarosa, que es el azúcar blanco que consumimos habitualmente. Pero desde hace unos años hay cierta preocupación social en torno a su consumo, así que muchos fabricantes combinan este ingrediente con edulcorantes, que también aportan sabor dulce, pero tienen ciertas ventajas. Por ejemplo, son acalóricos, es decir, no aportan calorías, y además no son cariogénicos, es decir, no provocan caries.
Los edulcorantes también generan cierta desconfianza entre muchas personas porque circulan rumores que los relacionan con enfermedades como el cáncer. Sin embargo, se trata de compuestos seguros. Ahora bien, eso no significa que su consumo sea inocuo. Por ejemplo, algunos estudios apuntan que algunos de ellos podrían alterar la microbiota intestinal o reforzar nuestra apetencia por sabores intensamente dulces, lo que puede hacer que nos alejemos de una dieta saludable.
Otra característica importante de estos productos es el sabor que recuerda a diferentes frutas o productos, como fresa, naranja, limón, cola, etc. Para lograrlo generalmente se añaden aromas.
Uno de las características que se persigue a la hora de elaborar estos productos es que no se formen cristales de hielo de gran tamaño, lo que puede hacer que la textura sea desagradable. Para evitarlo se utilizan azúcares como el jarabe de fructosa, que facilita la formación de cristales de hielo pequeños que resultan más agradables a la hora de consumir el producto.
Sin duda, el color es la característica más llamativa de estos productos. La mayoría tienen colores intensos o chillones: amarillo, naranja, rojo, etc. Cada uno de los cuales se asocia con un sabor: limón, naranja, fresa, etc.
Estos colores se suelen obtener mediante el uso de colorantes sintéticos, dado que son más económicos que los naturales. Algunos de ellos suelen generar desconfianza, sobre todo porque el etiquetado incluye una advertencia que avisa de que el consumo de algunos de ellos puede tener efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños.
Se debe incluir ese mensaje porque la legislación obliga a ello después de que un estudio llegara a esa conclusión. Sin embargo, años después se pudo saber que no es así. Es decir, ese mensaje está desactualizado. En cualquier caso, para evitar esos recelos por parte de los consumidores algunas empresas optan por el uso de colorantes de origen natural.
Estos productos no siempre se venden congelados. Si fuera así su conservación no sería un problema, dado que esas bajas temperaturas impedirían el desarrollo de microorganismos. Sin embargo, cuando se comercializan a temperatura ambiente existe el riesgo de que puedan crecer. Para evitarlo se utilizan conservantes como el sorbato potásico, que impide el crecimiento de mohos.
Si a la hora de elaborar estos productos optáramos simplemente por mezclar todos los ingredientes que acabamos de comentar (agua, colorantes, azúcares, etc.) al cabo de un tiempo acabarían en el fondo del envase. Así, veríamos la parte de arriba de color transparente y la parte del fondo coloreada. Para evitar esa separación de ingredientes se utilizan estabilizantes, como goma xantana o goma arábiga, que generalmente se obtienen a partir de fuentes naturales, como microorganismos o plantas.
Estos productos pueden generar desconfianza en muchas personas debido a que su lista de ingredientes está repleta de nombres extraños. De hecho, básicamente están compuestos por una mezcla de agua, endulzantes, aromas, colorantes y otros aditivos. Pero su consumo es seguro.
Eso sí, como podemos imaginar, es un producto que dista mucho de ser saludable. Es decir, no se recomienda para un consumo habitual. De todos modos, también es importante no obsesionarse con la alimentación saludable. Se trata de productos que no se comen para nutrirse sino por el mero hecho de disfrutarlos. Podríamos decir que su consumo puntual en el contexto de unos hábitos de vida saludables (actividad física frecuente, dieta saludable, etc.) no tiene una influencia significativa en el caso de personas sanas.
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