Descubren una posible solución para reducir los efectos secundarios de los medicamentos contra la obesidad

Uno de los desafíos a los que se enfrentan los tratamientos para la obesidad es el de conseguir la estabilización fisiológica entre la sensación de saciedad tras la comida y el control neurológico de las náuseas.

Ahora, un grupo de científicos de un instituto de Estados Unidos dedicado a la investigación, Monell Chemical Senses Center, al diferenciar los beneficios terapéuticos de los efectos adversos de estos medicamentos identifican un grupo de neuronas en el cerebro que regulan la ingesta de alimentos sin producir náuseas en ratones vivos.

Dos circuitos neuronales

El estudio, publicado en la revista 'Nature', describe dos circuitos neuronales distintos que gestionan los diferentes efectos del medicamento. Los fármacos examinados son los más efectivos para perder peso (GLP1R), y desencadenan respuestas neuroquímicas a través de receptores expresados en el cuerpo.

Uno de los fármacos basados en GLP1 más efectivos y populares es la semaglutida, comercializada como Ozempic y Wegovy, que ha mostrado grandes resultados en la pérdida de peso durante ensayos clínicos. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2022, 1 de cada 8 personas en el mundo vivía con obesidad, subrayando la importancia del desarrollo de medicamentos como estos.

Los efectos secundarios

"Uno de los obstáculos para los tratamientos farmacológicos contra la obesidad son los efectos secundarios, como las náuseas y los vómitos", señala Amber L. Alhadeff, autora principal del estudio y miembro adjunto del Monell. "No estábamos seguros de si estos efectos secundarios estaban relacionados o eran necesarios para la pérdida de peso".

Para investigar, el equipo de Monell exploró los circuitos cerebrales que conectan la sensación de saciedad tras comer con los que provocan la evitación de alimentos debido a la sensación de náuseas.

Descubrieron que las neuronas en el rombencéfalo median ambos efectos de estos medicamentos, y sorprendió hallar que las neuronas individuales que median la saciedad y las que provocan náuseas son diferentes.

Las imágenes de dos fotos de las neuronas GLP1R del rombencéfalo en ratones vivos mostraron que la mayoría de las neuronas individuales responden a estímulos nutritivos o aversivos, pero no a ambos. Además, el estudio reveló que las neuronas GLP1R en una parte del rombencéfalo llamada área postrema responden más a estímulos aversivos, mientras que las neuronas GLP1R en otra área llamada núcleo del tracto solitario responden a estímulos nutritivos.

Posteriormente, el equipo manipuló los dos grupos de neuronas GLP1R por separado para entender sus efectos en el comportamiento. Descubrieron que la activación de las neuronas del núcleo del tracto solitario desencadena la saciedad sin causar aversión, mientras que la activación de las neuronas del área postrema provoca una fuerte reacción de aversión.

Es crucial destacar que los medicamentos contra la obesidad redujeron la ingesta de alimentos incluso cuando la vía de aversión fue inhibida. Estos sorprendentes hallazgos identifican a las neuronas del núcleo del tracto solitario como un objetivo para futuros fármacos contra la obesidad, con el fin de reducir la ingesta de alimentos sin causar malestar.

"El desarrollo de fármacos experimentales contra la obesidad que activen selectivamente esta población neuronal puede promover la pérdida de peso y evitar los efectos secundarios aversivos", afirma Alhadeff.

De hecho, los autores señalan que el concepto de separar los efectos terapéuticos y secundarios a nivel de circuitos neuronales podría, en teoría, aplicarse a cualquier fármaco con efectos secundarios.

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