Las placas solares transforman la energía del sol en electricidad aprovechable usando las células fotovoltaicas. En un país como España en el que hay tantas horas de luz al día, esta parece una estupenda ayuda, por lo que cada vez son más quienes se animan a instalarlas tanto en edificios como en casas individuales.
Esto no es una moda que se haya instaurado últimamente, hace ya bastantes años que comenzaron a instalarse paneles fotovoltaicos. Los primeros que se instalaron están ya anticuados, en ocasiones el mantenimiento no ha sido el mejor y el paso del tiempo no ha ayudado, lo que provoca que aumente el riesgo de incendios.
Ha sido la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios quien se ha encargado de señalar cómo esas placas antiguas y envejecidas suponen un riesgo mayor, porque aumentan las probabilidades de incendios. Según recogen en el Huffington Post, este informe señala cómo las medidas de seguridad de entonces no eran como las actuales, los requisitos eran menores.
Entre las principales causas de incendios en los que pueden verse involucrados los paneles fotovoltaicos, destacan sobrecalentamiento, descargas eléctricas, cortocircuitos, fallos en las baterías o la mala calidad de los productos instalados o fallos en su colocación. De hecho, las normas que había antes, no son las mismas que las actuales, donde la distancia entre el techo y las placas es mayor, reduciendo el riesgo de propagación del fuego.
El riesgo en este tipo de instalaciones no es solo que se pueda provocar un incendio por una mala instalación o un sobrecalentamiento del sistema, su propagación es también una gran preocupación. Además, durante la combustión pueden liberarse gases potencialmente peligrosos, lo que dificulta la extinción del fuego y puede poner en riesgo la salud humana.
La posibilidad de un fallo mecánico o un error humano que provoque un incendio existe, por lo que lo mejor es reducirla al máximo, poniendo todo de nuestra parte para que no suceda, por ejemplo, escogiendo calidad antes que precio, evitando que una mala elección de materiales aumente el riesgo de incendio o que una instalación deficiente pueda darnos problemas.
Un buen mantenimiento constante es también esencial para reducir riesgos, con revisiones y limpiezas periódicas para asegurar que todos los dispositivos estén en buenas condiciones y su rendimiento sea óptimo. También, dependiendo de la zona donde se instalen las placas solares, hay que asegurarse de que no crezca vegetación a su alrededor, porque esta podría afectar a la propagación del incendio en caso de producirse.
En general, es importante contar con buenos profesionales a la hora de instalar las placas solares, que se cumplan con todas las medidas de seguridad estipuladas y que después exista un control periódico y un monitoreo constante para detectar cuanto antes los errores o anomalías que puedan llegar a provocar un incendio.
Mejorando la seguridad, tanto en la instalación como en el mantenimiento, se reduce el riesgo de incendio que existe con estos sistemas fotovoltaicos.