Proteger al planeta de la radiación solar como hacemos nosotros en la playa, con un parasol o escudo en el espacio, del tamaño de Argentina, que enfriaría la temperatura global. Parece ciencia ficción, pero es el proyecto con base científica del Instituto Technion en Israel para salvar del caos climático a La Tierra si no es suficiente, dicen, con la reducción del uso de los combustibles fósiles.
Un plan que para muchos expertos resulta inviable, primero por los impactos de micro meteoritos, entre otros desafíos. Y, segundo, por su coste y capacidad tecnológica e industrial desorbitada, ya que, según el investigador científico del Instituto de Astrofísica de Canarias, Héctor Socas-Navarro, "es algo inasumible, ya que se necesitarían más de 4.000 millones de cohetes actuales" para poder desplegar esta vela espacial en toda su dimensión.
Este proyecto para reducir la temperatura global del planeta, que roza ya el límite de +1,5ºC fijado en la Cumbre del Clima en París, se suma a una controvertida corriente científica que no deja de crecer en su estudio desde la Casa Blanca, en Estados Unidos, a las instituciones de la Unión Europea, así como Reino Unido y China, además del mecenazgo privado, con Bill Gates, George Soros y Jeff Bezos como principales impulsores. (Gates, Soros y Bezos).
Se llama geoingeniería solar y valora, entre otras medidas, liberar dióxido de azufre a la atmósfera con vuelos periódicos, para poder crear una película protectora que pueda liberar de calor a La Tierra, tal y como ha ocurrido previamente, y de forma natural, con grandes erupciones volcánicas. Una alternativa costosa pero viable actualmente, según los expertos.
Sin embargo, advierten, entrañaría muchos riesgos para el planeta, ya que como alerta el exmiembro del Panel Intergubernamental del Clima (IPCC), José Manuel Moreno Rodríguez, esta medida "no sería inocua ni homogénea para toda La Tierra".
"No hay atajos, el único atajo que hay es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Eso -se ha demostrado que- funciona", sentencia. El plan alternativo, el de la liberación de aerosoles en la atmósfera, en caso de detenerlo tras lograr el objetivo climático, podría provocar, además, un shock de terminación al planeta, tal y como advierten los expertos consultados, con un nuevo calentamiento global repentino e impredecible para la supervivencia de nuestra especie y la de otros seres vivos.
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