Así ensaya el portaaviones más moderno de EEUU el despegue de aviones: propulsando coches de 36 toneladas al agua
El USS John F. Kennedy ha empezado a catapultar coches a las aguas del río James para poner a prueba su nuevo sistema de propulsión nuclear
El objetivo de la prueba no es sólo verificar la funcionalidad del sistema electromagnético, sino también simular distintos escenarios
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Los portaaviones han sido una de las obsesiones del Ejército estadounidense. Contienen un complejo sistema de plataformas que pueden elevar aviones hasta las pistas. Su función principal es actuar como lanzadera y pista de aterrizaje para aeronaves. Fue hace unos años, en octubre de 2019, cuando el portaaviones estadounidense USS John F. Kennedy (CVN-79) entró en servicio por primera vez. Con un peso de 100.000 toneladas y unos 340 metros de eslora, este portaaviones es el segundo de propulsión nuclear de clase Ford de la US Navy.
En este nivel también figurarán los USS Enterprise (CVN-80) y USS Doris Miller (CVN-81), cuya entrada en servicio está prevista para marzo de 2028 y febrero de 2032, respectivamente.
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Aún a día de hoy siguen optimizando el USS John F. Kennedy para que esté preparado para cualquier eventualidad. Hace unos días, el astillero Huntington Ingalls Industries anunció en un comunicado en su página web que había empezado a probar un nuevo sistema de lanzamiento electromagnético de aviones.
Este portaaviones está atracado en el río James, en Virginia, y los operarios están empleando vehículos para probarlo. No se tratan de vehículos usados por gente de a pie, sino de coches modificados de 36 toneladas, con pesos similares a los de un avión real y los cuales se lanzan a 240 kilómetros por hora. Esto se hace para reducir costes, por supuesto, ya que los aviones reales podrían costar hasta 80 millones de dólares por unidad.
Nueva tecnología de propulsión nuclear
Hasta ahora, el USS John F. Kennedy utilizaba un tipo de catapulta de vapor para dar a los aviones la velocidad que necesitan para despegar de pistas reducidas. Pero esta nueva tecnología lo hace de forma más eficiente que antes, lo que permite a los aviones despegar antes y responder con mayor rapidez a posibles amenazas.
Una vez que el vehículo está a bordo del portaaviones, los operadores pulsan los botones necesarios para lanzar el vehículo desde la parte delantera hacia el río James. Una vez hecho esto, el operador recupera el coche del agua y lo lanza de nuevo. Esto se hace para cumplir el propósito original de la catapulta, que es garantizar que cualquier avión de ala fija que llegue al portaaviones pueda despegar.
El objetivo de la prueba no es sólo verificar la funcionalidad del sistema electromagnético, sino también simular distintos escenarios para poner a prueba la catapulta y cargar más o menos peso en el vehículo para lanzar el avión.
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