La igualdad de género ha sido siempre un tema principal para Naciones Unidas. Por ello, su Asamblea General, el 22 de diciembre de 2015, declaró que el 11 de febrero se conmemorase el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, en reconocimiento al papel clave que desempeñan en la comunidad científica y tecnológica.
También, subrayan desde la ONU, por su contribución decisiva en el desarrollo económico del mundo y su progreso respecto a todos los objetivos y las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En el año 2018, uno de cada tres investigadores eran mujeres. En muchos países se ha alcanzado la paridad, pero las mujeres continúan siendo minoría en la informática, la tecnología de la información digital, la física, las matemáticas y la ingeniería.
Estos son los campos que están impulsando la denominada revolución digital y, por tanto, muchos de los empleos del futuro. Para hacerse una idea, las mujeres siguen representando el 28% de los licenciados en ingeniería.
El mencionado organismo señala que las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que los hombres y, a pesar de que representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres.
También subraya que en campos de vanguardia, como puede ser la inteligencia artificial (IA), apenas el 22% de los profesionales es una mujer.
Naciones Unidas añade que las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas y, a menudo, no se las tiene en cuenta para los ascensos.
'Científicas: pasado, presente y futuro' es una actividad de teatro científico dirigida a niñas y niños de entre 8 y 14 años que lleva representándose desde 2016. En su blog destacan algunas de las científicas cuya historia han dejado un nombre para el recuerdo. Son las siguientes:
Hipatia. Filósofa, matemática y astrónoma griega, fue una de las primeras en dedicarse a la ciencia. Entregada al pensamiento y a la enseñanza, gozó de una influencia y prestigio inusuales para una mujer de su época (murió en Alejandría, Egipto, en el año 415 después de Cristo).
Ada Lovelace. Matemática y escritora británica, fue la primera persona que creó lo que se conoce en la actualidad como un programa de ordenador. Su gran mérito fue intuir la capacidad de los mismos para ir más allá de los simples cálculos con números.
Marie Curie. Física y química, y también profesora, polaca nacionalizada francesa. Pionera en el campo de la radiactividad, es la primera y única persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades científicas: Física (1903) y Química (1911). Primera profesora de la Universidad de la Sorbona en sus más de 600 años de existencia.
Rosalind Franklin, química y cristalógrafa inglesa cuyo trabajo fue fundamental para la comprensión de las estructuras moleculares del ácido desoxirribonucleico, el ácido ribonucleico, los virus, el carbón y el grafito. Murió en 1958 en Londres.
Hedy Lamarr, actriz de cine e inventora austríaca. Además de ser considerada una de las mujeres más bellas en la historia del séptimo arte, tuvo una mente prodigiosa para la ingeniería. Inventó la primera versión del espectro ensanchado que permitiría las comunicaciones inalámbricas de largas distancias.
Para que las niñas empiecen desde pequeñas a imaginarse un futuro trabajando en el sector TIC y de la ciencia, Adalab ha lanzado una original campaña para este 11 de febrero. La primera escuela de España especializada en formar tecnológicamente a mujeres toma su nombre de la mencionada programadora Lovelace.
En su reciente iniciativa quiere fomentar el juego de las pequeñas con unas muñecas recortables a las que se les pueden añadir accesorios. Y no son los típicos vestidos ni complementos que suele llevar una mujer.
Son una probeta de laboratorio, un microscopio, un ordenador o una tablet, entre otros objetos. Esos que utilizan actualmente las profesionales que pueden ser referentes para ellas. Además, para diseñar las muñecas se han inspirado en alumnas reales de Adalab.
“Nuestro objetivo es que descubran y normalicen desde edades tempranas la inclusión de los perfiles femeninos en puestos del sector de las tecnologías y la ciencia”, argumentan las fundadoras de la escuela.
Con su labor, también trabajan para “visibilizar y crear nuevos referentes que atraigan a mujeres a un sector lleno de oportunidades”. Piensan que las mujeres tienen que “pasar de ser espectadoras a protagonistas de los grandes cambios tecnológicos”.
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