Imagina que una noche, al mirar al cielo, ves unas luces de colores que nunca habías visto antes. Son las auroras boreales, un fenómeno que normalmente solo se observa en las regiones polares. Pero esta vez, las auroras se han extendido por todo el mundo, desde Madrid hasta Panamá. ¿Qué está pasando?
Lo que no sabes es que esas luces son la señal de que el Sol ha lanzado una enorme llamarada hacia la Tierra, una de las más potentes de los últimos 500 años. Se trata del Evento Miyake, una eyección de masa coronal (CME) que contiene partículas cargadas que pueden alterar nuestro campo magnético y causar estragos en nuestra tecnología. Si el Evento Miyake llegara a ocurrir, nos enfrentaríamos a un gran apagón global.
¿Qué consecuencias tendría este apagón? Pues muchas y muy graves. Internet y los dispositivos electrónicos dejarían de funcionar, lo que afectaría a todos los ámbitos de nuestra vida. No podríamos acceder a nuestros datos bancarios, ni comunicarnos con nuestros seres queridos, ni recibir ayuda médica.
Los sistemas de navegación GPS se volverían inútiles, lo que pondría en peligro a los aviones y barcos. La distribución de alimentos y otros bienes se vería interrumpida, provocando escasez y caos. Además, la radiación solar sería muy perjudicial para nuestra salud, especialmente para los viajeros de larga distancia.
¿Estamos preparados para afrontar este escenario? La respuesta es no. Según un estudio publicado en ‘Proceedings of the Royal Society A’, todavía nos faltan al menos diez años para tener las infraestructuras y los planes de contingencia necesarios para mitigar los efectos de un Evento Miyake.