Los bebés de 19 meses tienen un pensamiento lógico natural pese a no saber hablar

Los bebés de 19 meses ya aplican un pensamiento lógico natural, incluso antes de aprender a hablar, para enfrentarse a las incertezas que tienen sobre el mundo. Así lo ha mostrado un estudio del Center for Brain and Cognition de la UPF publicado en la revista 'Current Biology'. En todas las pruebas se buscaba analizar los patrones del movimiento de su mirada para averiguar cómo descartan o asocian los objetos.

En el experimento han participado 61 niños y niñas de 19 meses (26 monolingües y 35 bilingües). En el segundo, la muestra la han formado 33 participantes de esta misma edad (19 monolingües y 14 bilingües). El análisis de ambos grupos era fundamental para determinar si los procesos deductivos dependen de las experiencias lingüística.

Resuelven las incertezas descartando opciones imposibles

Este estudio ha revelado tres características: que los niños tienden a resolver incertezas descartando opciones imposibles en función del nivel de conocimiento, que el pensamiento lógico natural se manifiesta en edades muy tempranas y que no hay diferencia entre la lógica de menores monolingües y bilingües.

"Hemos analizado la presencia del concepto de disyunción lógica en lactantes de 19 meses. En una tarea de mapeo de palabras referentes, tanto los bebés bilingües como los monolingües muestran un patrón de inspección oculomotora que previamente se había encontrado como un sello distintivo del razonamiento disyuntivo en adultos y niños", destaca Kinga Anna Bohus, autora principal de la investigación.

Utilizaron dos estrategias: la asociación y la exclusión

El estudio analiza las dos estrategias que utilizan para enfrentarse a las incertezas: la asociación y la exclusión. La primera, se aplica cuando los niños relacionan una palabra nueva con uno de los dos objetos desconocidos que se les presenta. La segunda, cuando aprenden una nueva palabra a través de la eliminación de alternativas. Es decir, si escucha un término nuevo y reconoce que uno de los dos objetos tiene otro nombre, sabrá por descarte de cuál se trata y lo aprenderá.

El articulo ha sido elaborado por Kinga Anna Bohus, Nicolo Cesana-Arlotti, Ana Martín-Salguero y Luca Lorenzo Bonatti. El investigador principal, L.Bonatti (ICREA), es el director del grupo de investigación Reasoning and Infant Cognition (RICO) del Center for Brain and Cognition (CBC) de la UPF, al cual también pertenece Kinga Anna Bohus (autora principal).

Se estudiaba los patrones de movimiento de sus miradas

Tras evaluar las dos estrategias, realizaron dos pruebas más. En una, usaron dos objetos animados y sus respectivos sonidos y los escondían para que el niño no los viera. Después, uno de ellos se metía en una copa para que averiguasen, por eliminación, de cuál se trataba. En la siguiente, con los dos objetos cubiertos, tenía que escuchar el sonido y analizar de qué objeto se trataba.

En todas las pruebas se buscaba analizar los patrones del movimiento de su mirada. Al hacer un razonamiento por exclusión, lo que hacen los niños y niñas es dirigir la mirada al objeto A y, si descartan que el término que han escuchado se refiera a él, entonces giran la mirada hacia B. Es lo que se conoce como estrategia de doble revisión.