Científicos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han descubierto nuevos datos sobre el proceso de curación y envejecimiento gracias a una pequeña criatura marina que regenera un cuerpo nuevo con la boca. Se trata de la Hydractinia symbiolongicarpus, un pequeño animal con forma de tubo que vive en las conchas de los cangrejos ermitaños. De esta forma se pudo detectar una firma molecular asociada al envejecimiento llamada senescencia. "Pueden hacer avanzar el campo de la medicina regenerativa y también el estudio de las enfermedades relacionadas con la edad", explica Andy Baxevanis, científico principal del NHGRI y autor del estudio.
Este estudio publicado en 'Cell Reports' confirma que los procesos de curación y envejecimiento están unidos. "La biología de organismos inusuales revelan cuán universales son muchos procesos biológicos y cuánto aún tenemos que entender sobre sus funciones, relaciones y evolución", afirma Charles Rotimi, director de Intramural Research, programa en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI).
Rotimi asegura que estos hallazgos “tienen un gran potencial para proporcionar nuevos conocimientos sobre la biología humana", ya que son esenciales para entender la salud y la enfermedad humanas. Animales como las salamandras o los peces cebra son capaces de reemplazar extremidades enteras y una variedad de órganos. Pero Hydractinia puede hacer crecer un cuerpo nuevo a través de un fragmento de tejido. "La mayoría de los estudios sobre la senescencia están relacionados con la inflamación crónica, el cáncer y las enfermedades relacionadas con la edad", asevera Baxevanis.
"Por lo general, en los humanos, las células senescentes permanecen senescentes y estas células causan inflamación crónica e inducen el envejecimiento en las células adyacentes. De animales como Hydractinia, podemos aprender cómo la senescencia puede ser beneficiosa y ampliar nuestra comprensión del envejecimiento y la curación", explica Baxevanis.
Los científicos han descubierto que Hydractinia tiene un grupo especial de células madre que pueden transformarse en otro tipo de células para crear partes del cuerpo durante toda la vida. Este pequeño animal las almacena en la parte inferior del tronco del cuerpo, ya que algunos organismos altamente regenerativos pueden convertirse en células madre si el organismo está herido. A diferencia de los humanos, que las células madre actúan tan solo en el desarrollo y están encerradas en sus destinos.
Los investigadores observaron que, de los tres genes que se identificaron en el genoma de Hydractinia, uno estaba “activado” en células cercanas a donde se cortó el animal. Una vez que se eliminaba este gen, la capacidad de los animales por desarrollar células senescentes se volvía nula. Además, se pudo descubrir cómo eliminan esas células que producen efectos nocivos de la senescencia: expulsándolos por la boca. Se trata de un proceso que los humanos no tenemos y que podría explicar la evolución del proceso de envejecimiento.