Una búsqueda en el abismo: cómo es el lecho marino a 4.000 metros de profundidad donde podría estar el sumergible
La oscuridad en el océano profundo es absoluta y la temperatura es bajísima
"La presión es brutal, de 400 kilogramos por centímetro cuadrado", explica José Luis Martín, marino mercante que fue jefe de máquinas de un submarino turístico de pasajeros
Todo apunta a que el submarino pudo sufrir un fallo eléctrico, "con lo que habría caído a plomo sobre el lecho marino", asegura Martín a NIUS
A 3.821 metros bajo el mar, en el Atlántico Norte. A esa profundidad se dirigía el submarino Titan, a la zona en la que reposan los restos del Titanic. Un lugar remoto e inhóspito por culpa de las corrientes submarinas, las temperaturas, las condiciones de luz y la presión que allí se registran. Un punto en el que sobrevivir se hace casi imposible. Ahí, es donde muchos investigadores sitúan al sumergible de la empresa OceanGate.
Entre ellos, José Luis Martín, marino mercante y experto en submarinos. Su principal hipótesis es que el aparato habría sufrido un fallo eléctrico. "En ese caso, habría caído a plomo, porque no tiene propulsión, hasta el fondo. Como una piedra", explica a NIUS este experto que fue jefe de máquinas de un submarino turístico de pasajeros. El Titan habría caído al lecho marino, a casi 4.000 metros.
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"A esa profundidad, la presión es brutal, de 400 kilogramos por centímetro cuadrado". Y que el sumergible aguante eso, es inviable. "Lo primero, es suponer que ha aguantado el impacto. Sólo lo podría haber hecho en caso de que se hubiese posado a poca velocidad. Solo así el submarino no habría implosionado", cuenta Martín. "Y suponiendo que haya aguantado, hay que tener en cuenta que no se puede mover, que la oscuridad es brutal y así es imposible encontrarlo. No hay tecnología humana que pueda rescatarlos si están en el lecho marino".
Oscuridad absoluta a 4.000 metros de profundidad
El océano profundo es muy oscuro. La luz del sol es absorbida rápidamente por el agua y no puede penetrar más allá de unos centenares de metros. Por eso, a una profundidad de 3.800 la oscuridad es total. De hecho, el Titanic se encuentra en un lugar conocido como "la zona de medianoche". Algunos pasajeros que han descendido hasta el transatlántico destacan las dificultades para encontrar el buque hundido. Mike Reiss, que viajó con el OceanGate el año pasado, lo explica muy gráficamente. "Cuanto tocas fondo, no sabes dónde estás. Tuvimos que agitarnos a ciegas sabiendo que el Titanic tenía que estar por allí, pero está tan oscuro, que nos pasamos 90 minutos buscándolo". Si eso pasa con un enorme barco como el Titanic, que está clavado sobre el lecho marino, qué no pasará con el pequeño Titan. "Si ha aguantado, el lodo podría estar cubriéndolo con total seguridad", cuenta Martín.
Mucho frío en el océano profundo
Las temperaturas pueden rondar los dos grados. El frío es otro factor muy importante en la lucha por la supervivencia. "Cuando no hay luz, el miedo es atroz. A eso hay que sumarle un frío tremendo, horroroso, y esas condiciones físicas lo complicarían todo muchísimo más. Además, el sumergible no está preparado para llevar unos equipos de calefacción, porque 'robarían' la electricidad de las baterías. Sí llevan ropa de abrigo, pero eso es lo único con lo que pueden combatir el frío", asegura José Luis Martín.
La presión es extrema
Ahí abajo, la presión que tiene que soportar el submarino es extrema. "Unos 400 kilogramos por centímetro cuadrado", destaca Martín. "Cuando cualquier equipo se prueba en tierra, lo hacen los de Astilleros o la NASA, se prueba lógicamente con la tecnología que conoce el ser humano. Pero no hay equipos capaces de preparar a uno de estos submarinos para aguantar esa presión. Para lograrlo tendría que tener un diseño tan complejo, de tal calibre y con unos materiales tan determinados y específicos, que es completamente inviable".
Corrientes submarinas
Las fuertes corrientes en el mar no sólo afectan a la superficie, también a las profundidades del océano, que son barridas por esas corrientes submarinas. Los restos del Titanic se encuentran en un lecho marino afectado por una corriente de agua fría que fluye hacia el sur. Este flujo "crea" dunas y ondas en el sedimento y el lodo del fondo marino. De hecho, hay científicos que consideran que con el paso de los años, estas corrientes puedan enterrar los restos del Titanic, según publica la BBC. Es cierto que estas corrientes submarinas no habrán supuesto un problema de seguridad para sumergibles como el Titán, pero sí pueden complicar aún más la hipotética y complicadísima localización del sumergible en caso de haber caído hasta el fondo.
¿Hay posibilidades reales de localizar el sumergible?
Y con todas estas circunstancias, nos planteamos una pregunta: ¿es factible que culmine con éxito la operación de búsqueda? La mayoría de los expertos se muestran muy pesimistas. Primero, el sumergible tiene que estar intacto, algo que parece muy improbable. En caso de haber aguantado, el oxígeno se acaba. Los expertos sitúan el límite en el mediodía de este jueves hora europea. Eso sin contar con que llevaban muy poca agua. Además, está el frío. Con todo esto, Martín lo ve "casi imposible".
La Guardia Costera de Estados Unidos, que está encabezando la búsqueda, la han calificado de "increíblemente compleja". En su última rueda de prensa, en la noche del miércoles, aseguraba que el equipo está trabajando "incansablemente". El capitán Jamie Frederick explicaba que se está buscando en "una superficie que tiene dos veces el tamaño de Connecticut" y en una profundidad de casi 4.000 metros.
La búsqueda se mantiene en la zona donde se detectaron los ruidos submarinos, aunque el capitán de la Guardia Costera de Estados Unidos reconocía que no sabían qué pertenecen. "La buena noticia, lo que les puedo decir, es que estamos buscando en el área donde se detectaron y lo seguiremos haciendo", ha dicho.
Los primeros golpes los detectó el martes un avión canadiense P-3. Este miércoles también "se han escuchado algunos ruidos". Cada información está siendo analizada. Los datos recogidos por el avión canadiense P-3 se han compartido con expertos de la Marina de Estados Unidos para un análisis más detallado "que se considerará en futuros planes de búsqueda".