Un nuevo estudio de la Universidad de Northwestern, publicado en The Astrophysical Journal Letters, ha confirmado la existencia de unos filamentos horizontales escondidos cerca del Sagitario A*, un agujero negro que se identifica como centro de la Vía Láctea a 25.000 años luz de la Tierra. Gracias a la tecnología, como la que aporta el telescopio Webb, ya se disponen imágenes nítidas de la galaxia que permiten observar las docenas de estrellas que hay en explosión. Este descubrimiento comenzó de la mano de Farhad Yusef-Zadeh, un investigador que lleva estudiando estos filamentos gigantescos desde 1980.
Los científicos solo conocían la existencia de filamentos verticales que colgaban del Sagitario A* pero este descubrimiento ha dejado perplejos a los autores del estudio. "Siempre hemos estado pensando en los filamentos verticales y su origen. Estoy acostumbrado a que sean verticales. Nunca consideré que podría haber otros a lo largo", aseguró Yusef-Zadeh.
Gracias a las nuevas imágenes de un radiotelescopio, los científicos han podido concluir que estos hilos horizontales tienen unos seis millones de años, que son mucho más cortos y que se extienden desde el agujero negro. Su forma horizontal es similar a un texto en código morse, lo que mantiene desconcertados a los autores del estudio. Pese a las similitudes que comparten las líneas verticales con las horizontales, tienen orígenes diferentes.
Las verticales recorren la galaxia elevándose hasta 150 años luz de altura y los horizontales parece que puntúan un lado de Sagitario A* y miden de unos cinco a diez años luz. "Fue una sorpresa encontrar de repente una nueva población de estructuras que parecen apuntar en la dirección del agujero negro", especificó Yusef-Zadeh a su universidad. "Descubrimos que estos filamentos no son aleatorios, sino que parecen estar vinculados a la salida de nuestro agujero negro".
Otro estudio publicado en ArXiv muestra cómo unos investigadores de Radboud han analizado la teoría de 1974 de Stephen Hawking sobre la desaparición de la Tierra y el Sol. Hawking pensaba que los agujeros acabarían evaporándose porque las partículas y sus antipartículas se crearían y después se aniquilarían. Lo que daría lugar a la evaporación de los planetas. En cambio, los autores de este estudio demostraron que “la curvatura del espacio-tiempo juega un papel fundamental en la creación de radiación”. Es decir, las partículas pueden crearse más allá del horizonte y tienen que darse ciertas circunstancias para que ocurra la teoría del famoso físico científico.