El celo en los gatos puede suponer una puerta abierta a patologías para el animal y una molestia para los dueños, ya que perturba la convivencia, por ello, muchos expertos en veterinaria recomiendan esterilizarlos. La ley de bienestar animal también menciona esta opción para controlar las colonias de gatos y evitar su masificación. Una buena noticia es que un proyecto llevado a cabo por investigadores en Estados Unidos, ha desarrollado con éxito una inyección para esterilizar a las gatas de forma permanente y en una sola dosis, opción que además abre una vía alternativa a la cirugía.
El estudio se llevó a cabo con nueve gatas, seis tratadas y tres como grupo de control. Los investigadores estadounidenses han utilizado un virus para introducir la hormona 'antimülleriana' (HAM) en el organismo de estos animales para inhibir la ovulación y evitar la gestación.
En el estudio participaron nueve gatas, de las cuales ninguna se quedó embarazada ni desarrolló ningún efecto secundario en cuatro años desde la prueba, algo que ha sorprendido al autor principal del estudio, William Swansson: “Se trata de una proteína natural, que ya producen las hembras”. La concentración de la hormona a niveles más elevados de lo normal es lo que frena la ovulación. Pero además de los exitosos resultados, también se llegó a observar un posible efecto protector frente a patologías como la hiperplasia endometrial quística (una alteración del endometrio) y la piómetra (una infección de la matriz). Swansson piensa que se debe a la supresión de la ovulación y la sucesiva menor producción de progesterona, que está muy relacionada con el desarrollo estas enfermedades.
Actualmente existen dos métodos para castrar:
Por su parte, el objetivo de los investigadores es que la inyección pueda sustituir a la cirugía para así poder castrar a las gatas de forma permanente con una sola dosis. Aunque los propios expertos reconocen que todavía les queda mucho trabajo por delante, otros investigadores ajenos al proyecto opinan al respecto: “Sería interesante saber si yo utilizo este método con mi gata, en 10 años le puede producir cáncer de ovario, por ejemplo”, asegura Laura Abril, investigadora postdoctoral en la facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia.
Joaquín Cerdeira, especialista en reproducción de pequeños animales y profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), opina de igual manera que la muestra es insuficiente, aunque reconoce que es un proyecto "novedoso y prometedor". Dice que deben asegurarse de que esto se mantiene durante al menos cinco o diez años. “Si los niveles de proteína caen mucho, es posible que vuelvan a ser fértiles”, concluye.
Los gatos salvajes, o los domésticos con acceso al exterior, suponen un auténtico problema para la biodiversidad del entorno en el que viven, según dice Miguel Clavero, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). En territorios como las Islas Canarias o las Islas Baleares, donde no tienen depredadores naturales, suponen un peligro para pájaros y reptiles e incluso han provocado la extinción de alguna especie autóctona, sentencia Clavero. Además, también pueden ser un riesgo para la salud humana, ya que pueden transmitir enfermedades como la toxoplasmosis, que solo se dispersa a través de sus heces.
Uno de los objetivos del proyecto estadounidense es poder contribuir al control de animales, pero Clavero cree que va a tener poco efecto en el impacto que causan estos felinos en su entorno. Sostiene que es muy difícil capturar a todos los gatos que pueden reproducirse: “No hay un número concreto que tú puedas esterilizar y decir, ya está hecho. Hay muchos gatos que no se dejan ver”. Sin embargo, el investigador de EBD-CSIC sí reconoce que puede ser un avance para el bienestar de los gatos domésticos y para los de colonias que se dejen capturar. “Siempre es mejor una inyección, que una operación con una herida abierta y luego liberarlos en el medio”, resume.