El deshielo del polo norte ha llegado a un punto de no retorno y por primera vez se pronostica cuándo será el deshielo completo del Ártico, antes de lo pensado.
La capa de hielo marino del Ártico tiene un claro ciclo estacional: aumenta durante el otoño y el invierno, y se reduce durante la primavera y en la época estival. El mínimo de la superficie de hielo se alcanza a finales del verano, concretamente en el mes de septiembre. Por esta razón, un grupo internacional de investigadores se ha centrado en este periodo para determinar que esta región helada podría dejar de estarlo durante el mes de septiembre ya en la década de 2030, incluso en un escenario de bajas emisiones. Esto supondría adelantar cerca de una década lo previsto anteriormente.
Los autores de este trabajo, publicado en Nature Communications, destacan el impacto de las actividades humanas en el Ártico y demuestran la importancia de planificar y adaptarse a un Ártico estacionalmente libre de hielo marino en un futuro próximo.
“Se acelerará el calentamiento en esta región, lo que puede aumentar los fenómenos meteorológicos extremos en las zonas septentrionales de latitud media, como las olas de calor y los incendios forestales. Este deshielo no afecta directamente al aumento del nivel del mar, pero puede incrementarlo por el derretimiento acelerado de la capa de hielo de Groenlandia”, dice a SINC Seung-Ki Min, investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang (Corea del Sur) que lidera el estudio.
Un Ártico sin hielo marino afecta tanto a los humanos, como a los ecosistemas naturales dentro y fuera de esta área. Por ejemplo, produce cambios en la actividad marina, lo que acelera aún más el calentamiento y altera el ciclo del carbono.
“La pérdida de hielo marino estival en el Océano Ártico aumentará probablemente el su uso para el transporte marítimo y otras actividades económicas. También, a la luz de las tensiones actuales, aumentará muy probablemente la importancia militar de esta región, dadas las cortas rutas marítimas que conectan el norte de Europa, Norteamérica y Rusia en esta zona”, asegura a SINC Dirk Notz, coautor del estudio en la Universidad de Hamburgo (Alemania).
Para analizar la contribución humana a este declive de hielo y proyectar las previsiones futuras, el equipo de Min utilizó datos de observación entre 1979 y 2019 para restringir las simulaciones de modelos climáticos. Los resultados sugieren que el impacto humano puede observarse durante todo el año y se atribuye, en gran medida, al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las contribuciones de los aerosoles y los factores naturales (como la actividad solar y volcánica) es mucho menor.
Este nuevo trabajo prevé que el Ártico se podría quedar sin hielo marino en septiembre de 2030 a 2050 en todos los escenarios de emisiones. Esto contrasta con las evaluaciones anteriores analizadas en el sexto informe de evaluación del IPCC, que no preveían un Ártico sin hielo marino en verano con bajas emisiones.
El experto coreano que participó en la redacción del capítulo sobre la criosfera del último informe del IPCC, subraya que entonces escribieron: “Es probable que el Ártico no tenga hielo marino antes de 2050 en todos los escenarios considerados”. Esta conclusión, prosigue, “es diferente de la del capítulo 4, centrado en las simulaciones de los modelos climáticos, porque ya entonces utilizamos métodos adicionales para corregir conceptualmente los sesgos de las simulaciones de los modelos”.
Utilizaron los mismos modelos que los del IPCC pero ajustando las simulaciones futuras y constataron que subestimaban la tasa de fusión, por lo que aumentaron la escala de las proyecciones de los modelos. “Cuando redactamos el informe, sabíamos que los modelos perdían generalmente el hielo más despacio de lo observado, por lo que ya intuimos entonces que los respectivos resultados derivados directamente de los modelos eran bastante conservadores. En el capítulo sobre la criosfera del IPCC hicimos una afirmación algo más atrevida, utilizando métodos conceptuales más sencillos”, continúa.
Los científicos llevan advirtiendo de esta desaparición durante muchas décadas, “es triste ver que estas advertencias han permanecido, en gran medida, desoídas, con las consecuencias a las que nos enfrentamos ahora.
Esperamos que este primer ‘demasiado tarde’ tal vez sea escuchado por los responsables políticos, de modo que podamos, al menos, proteger otros componentes de nuestro sistema climático limitando en lo posible el futuro calentamiento global”, destaca Notz.
No hay que perder de vista que, en el caso del hielo marino del Ártico, las emisiones futuras seguirán teniendo un impacto importante: con más emisiones, tendremos un Océano Ártico sin hielo más a menudo, y durante periodos cada vez más largos. “Aunque no podamos evitar la pérdida de hielo marino estival en algunos años, sí podemos lograr que el hielo desaparezca en todos los veranos”, destaca el investigador de la universidad alemana.