Los “buscadores de la longevidad” quieren crear su propio estado independiente y están mirando a Rhode Island. La información aparece publicada en la prestigiosa MIT Technology Review, la revista del Instituto de Tecnología de Massachusetts. La firma Jessica Hamzelou, una reportera experimentada en salud y ciencia. El titular es sorprendente, aunque la información publicada es todavía más impactante. En Montenegro, a orillas del Adriático, se han dado cita en las últimas semanas cientos de personas con un objetivo: retrasar o revertir el envejecimiento. Para ello, barajan distintas posibilidades, entre ellas, crear un estado independiente que consiga saltarse la burocracia y las férreas regulaciones existentes. Un lugar en tierra o incluso en mar adentro, donde reine un ultraliberalismo ajeno a esas regulaciones que suponen -consideran- un obstáculo para la investigación de ciertos medicamentos y técnicas impulsadas por la biotecnología y la inteligencia artificial.
Durante dos meses, los asistentes participaron en distintos eventos, charlas y talleres con la longevidad como fondo y con el título de Zuzalu. Un nombre que no significa nada, se generó usando ChatGPT, pero que sus creadores definen como el nombre de una "ciudad emergente". “Alrededor de 780 de esas personas se han reunido en esta 'ciudad emergente' en Montenegro para determinar cómo podrían crear un estado de este tipo, un lugar donde los innovadores con ideas afines puedan trabajar juntos en una jurisdicción completamente nueva que les dé rienda suelta a la autodeterminación y a experimentar con drogas no probadas. Algunos asistentes son solo visitantes de paso, pero los más implicados han estado viviendo aquí casi dos meses. Bienvenido a Zuzalu”, escribió la periodista Jessica Hamzelou en su reportaje.
La idea de Zuzalu -esta ciudad pop up o fugaz- surgió de Vitalik Buterin, el joven de 29 años especialista en bitcoin e inventor de Ethereum, una plataforma informática que, entre otras cosas, desarrolla nuevos sistemas de criptomonedas. Uno de los objetivos principales de los asistentes a Zuzalu fue desarrollar una comunidad en línea basada en la capacidad de acción colectiva para encontrar una cura al envejecimiento. "La vida es buena y la muerte es moralmente mala", explicó en su intervención Nathan Cheng, director de Longevity Biotech Fellowship. “Esta es la filosofía moral en la que creemos, que guía la mayoría de las acciones de nuestras vidas y estamos tratando de que más personas se unan a ella”, anunció Cheng.
¿Cómo lo quieren hacer? Una de las posibilidades planteadas es la de formar un nuevo estado independiente que invite a las empresas de biotecnología a establecer bases allí ofreciendo ventajas fiscales, apoyando el biohacking y flexibilizando las regulaciones sobre ensayos clínicos. Serían las personas las que tendrían que decidir cuánto riesgo están dispuestas a aceptar. Porque, consideran los impulsores de esta idea, los médicos no deberían tener la última palabra sobre si una persona puede acceder a un tratamiento experimental.
Muchas compañías están tratando de desarrollar medicamentos que aborden el proceso de envejecimiento, ya sea rejuveneciendo las células o eliminando las envejecidas, por ejemplo. Para esas empresas, "el problema número uno en este momento es que no existe un camino regulatorio que les facilite su salida al mercado", explicó el asistente de Zuzalu, Josef Christensen, director de desarrollo comercial de la empresa de células madre StemMedical. Parte del problema es que el envejecimiento en sí mismo no se reconoce como una enfermedad que necesita tratamiento, explicaron en Zuzalu, obviando el hecho de que es uno de los sectores en los que más esfuerzos y recursos se están invirtiendo.
Con el entorno regulatorio actual, se podría ver que un fármaco de longevidad potencial prolonga la vida útil de los ratones, pero para ser probado en humanos se tardarían años. Con el estado propuesto por los asistentes a Zuzalu se permitiría e incluso se fomentaría la autoexperimentación. "Soy lo suficientemente ultraliberal... ¿quién soy yo para evitar que pruebes un compuesto?", preguntó Josef Christensen. “Todos somos adultos, y si entiendes lo que estás haciendo y comprendes el riesgo, entonces hazlo”.
Aunque los inversores, los libertarios y algunas empresas de biotecnología apoyan la idea expresada en Zuzalu, no todo el mundo está a favor de eliminar las regulaciones. Los requisitos de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) obligan a las personas o empresas a realizar investigaciones científicas rigurosas para demostrar que las afirmaciones que hacen están respaldadas por la evidencia científica, señala Patricia Zettler, académica jurídica de la Universidad Estatal de Ohio.
Sin estos organismos reguladores como la FDA o la EMA, la Agencia Europea de Medicamentos, "terminaríamos en un mundo en el que las empresas pueden inventar afirmaciones sobre sus productos y la gente podría perder la confianza", advierte la experta. Por tanto, ¿deberían las empresas poder distribuir productos sin evidencia de que estos funcionan y tienen una aplicación médica?". La respuesta de Patricia Zettler es clara: "No".
El plan de los asistentes a Zuzalu, tal y como publica Jessica Hamzelou, sigue el modelo del Free State Project, un movimiento fundado en 2001, para obtener por lo menos 20.000 personas adeptas al libertarismo en New Hampshire (Estados Unidos) con el fin de hacer de este estado un bastión de las ideas libertarias. El proyecto, tal y como recuerda Hamzelou, no ha obtenido los resultados previstos y, de hecho, ha habido un aumento importante de delitos violentos.
Los patrocinadores de este "estado de longevidad" tienen también en mente el ejemplo de los fundadores de Próspera, una ciudad criptográfica establecida en una zona económica especial en Honduras, diseñada para ofrecer a las empresas un entorno de impuestos bajos con regulaciones "favorables a la innovación". Los organizadores de Zuzalu han estado en conversaciones con políticos en Montenegro, donde están explorando la posibilidad de crear una sede a largo plazo similar para los devotos de la longevidad prolongada. Tampoco descartan la posibilidad de establecer un estado de longevidad en EE. UU., ya que el país alberga muchos partidarios de la longevidad y empresas de biotecnología que podrían no estar dispuestas a mudarse internacionalmente. Podría ser en Rhode Island, una localidad cerca de Boston, un centro de biotecnología consolidado, que cuenta con una población pequeña, de forma que si suficientes personas se mudaran allí con la misma filosofía en pro de la longevidad, podrían tener suficiente poder de voto para influir en las distintas elecciones. Aunque, recuerda la académica Patricia Zettler, “ningún estado puede eliminar la ley federal”.