En los últimos diez años, se han publicado unos 300.000 trabajos sobre el envejecimiento, tantos como durante todo el siglo anterior. Los avances en este campo son “espectaculares”. Lo advierten los científicos que más tiempo llevan trabajando en esto. Como María Blasco, directora científica del CNIO. Acaba de publicar en Cell, junto con otros cuatro investigadores punteros (Carlos López-Otín, Manuel Serrano, Linda Partridge y Guido Kroemer), un estudio que revisa dónde estamos y hacia dónde vamos: cómo hemos avanzado en el camino para entender, frenar, retrasar o incluso revertir el envejecimiento.
Este estudio actualiza el que ellos mismos publicaron en 2013, sobre las claves del envejecimiento, que se convirtió en referencia. “Hace diez años, en 2013, ya estaba claro que el envejecimiento podía estar en el origen de muchas patologías. Nosotros lo que hicimos fue organizar cuáles serían sus causas moleculares. Fue un artículo con muchísimo impacto científico”. Identificaron entonces nueve indicadores del envejecimiento, nueve firmas moleculares que marcan el avance del proceso. Ahora, actualizan todo lo que se sabe al respecto y hablan de 12 indicadores: 12 procesos medibles que, al ser manipulados, se ha visto que pueden acelerar o frenar el envejecimiento.
Pero Blasco advierte de algo importante, en esta entrevista con NIUS. El objetivo de todas estas investigaciones no es la longevidad en sí misma, sino una longevidad sana: poder curar enfermedades asociadas con el envejecimiento que, actualmente, son mortales. Como el cáncer, o todas las degenerativas. En estos diez años, se han hecho hasta 80 experimentos con mamíferos, incluidos humanos, que confirman que "prolongar la vida saludable es posible".
Pregunta: Cuando hablamos de frenar o retrasar el envejecimiento, hablamos de “intervenciones que prolonguen una longevidad saludable”, no del mero hecho de prolongar la vida…
Respuesta: La importancia de estudiar el envejecimiento no es que vivamos 400 años, ahora mismo (aunque en el futuro quizá sea así), sino poder curar enfermedades mortales que no sabemos cómo curar, porque no se han atacado en su origen, que es el proceso de envejecimiento.
La longevidad nos dice que algo es importante para el envejecimiento y nos apunta el origen de las patologías. Pero la idea es poder curar enfermedades asociadas al envejecimiento. Si después de curarlas decidimos que queremos prevenirlas, igual podemos intentar estar jóvenes molecularmente más tiempo, lo cual disminuirá la cantidad de personas enfermas.
P: Es un enfoque bastante distinto al que manejan empresas privadas como Altos Labs, en EE.UU., cuyas investigaciones siempre arrojan titulares impactantes. Hace poco, por ejemplo, anunciaban: “Creemos que podemos hacer retroceder el reloj”.
R: Bueno, son empresas farmacéuticas con una gran financiación detrás. Este campo ha atraído la financiación privada masivamente, lo que refleja su importancia. Pero desde el mundo académico se lleva trabajando en esto 20 o 25 años, y de hecho, muchos de los que trabajan en Altos Labs vienen de ese mundo. Lo que están haciendo es tratar de acelerar la conversión de este conocimiento en nuevos tratamientos.
Porque la mayor parte de las enfermedades que nos matan, quitando las infecciosas, están causadas por el envejecimiento. Y muchas de ellas no tienen tratamiento, como las degenerativas. Estamos hablando de un gran mercado mundial, y en crecimiento.
P: Ellos hablan, sobre todo, de revertir el envejecimiento, y de hacerlo a través de la reprogramación celular. Uno de los 12 indicadores del envejecimiento que apunta el estudio es "el agotamiento de las células madre". ¿Hasta qué punto es factible esta reprogramación?
R: A mí me parece muy ciencia ficción. La reprogramación cambia la identidad de las células, puede cambiarla muchísimo. Veo más riesgos en esto que en intervenir sobre una causa concreta del envejecimiento, como alargar los telómeros, por ejemplo, que me parece mucho más limpio. La reprogramación va a cambiar miles de genes en las células y, por tanto, la seguridad de estos procesos no está clara. No es que no se pueda hacer, pero me parece algo muy lejano.
P: El pasado marzo, el Instituto Salk de California anunciaba que un equipo liderado por el español Juan Carlos Izpisúa había conseguido "revertir de manera segura y efectiva el proceso de envejecimiento en ratones”.
R: Yo, la reprogramación celular la veo como una especie de caja oscura, donde cambian cientos, miles de genes. Me parece bastante más inseguro que activar un gen, o bloquearlo, o alargar los telómeros… Son cosas más dirigidas, mas controladas. No digo que no se pueda hacer, pero es como una caja negra que no entendemos del todo, no lo veo como algo inmediato.
P: Si hablamos de los telómeros, usted es líder internacional de la investigación en ese campo. Su acortamiento se ha identificado como una de las causas del envejecimiento. Y su grupo del CNIO ha demostrado en ratones que, actuando sobre los telómeros, se pueden tratar enfermedades de la edad, como la fibrosis pulmonar o la anemia aplásica.
R: Sí, hemos visto que somos capaces de curar enfermedades asociadas a telómeros cortos. Hemos conseguido demostrar que se puede revertir, curar, una enfermedad degenerativa o del envejecimiento activando la telomerasa, que lo que hace es alargar los telómeros. En estos diez últimos años, hemos demostrado que los telómeros están en el origen de muchas enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Un proceso lo puedes manipular si lo conoces. Si sabes que los telómeros, cuando son cortos, causan envejecimiento, puedes pensar en estrategias para mantenerlos largos durante más tiempo. Y ello, en teoría, tendría que retrasar el envejecimiento. Eso lo hemos demostrado en mi grupo. Y lo mismo ha pasado con otras de las causas del envejecimiento, no sólo con esta.
P: Que ya se conocen mejor las causas que hay detrás del proceso, y se puede intervenir en ellas...
R: Sí, aunque unas son más importantes que otras. A algunas las llamamos 'causas primarias' (la inestabilidad genómica; el acortamiento de los telómeros; las alteraciones epigenéticas; y el desequilibrio entre síntesis y degradación de proteínas), porque son las que primero ocurren. Se puede intervenir sobre todas las causas, pero si intervienes en las primarias, vas a corregir todas. Por ejemplo, si intervienes en el acortamiento de los telómeros, vas a impactar en el resto también.
P: Todo esto influye en la forma de tratar las enfermedades asociadas al envejecimiento. Si intervenimos en este proceso, se podrán retrasar, o incluso evitar, enfermedades asociadas a la edad. ¿Cómo afectan estos avances al tratamiento del cáncer, por ejemplo?
R: El cáncer es una enfermedad asociada al envejecimiento. Y se ha conseguido ir atajando, precisamente, conociendo su origen molecular, las mutaciones que producen los tumores. Es un ejemplo de la aplicación de la biología molecular al desarrollo de nuevos tratamientos. Pero se va a poder intervenir en todas las patologías, no sólo en el cáncer, que además es particularmente compleja porque cada tumor de cada persona es diferente. El cáncer requiere un trabajo ingente en el desarrollo de terapias.
P: El desgaste de los telómeros es un indicador del envejecimiento. Otro tiene que ver con la dieta ("la desregulación de la detección de nutrientes"). Y es una de las cosas que se investiga actualmente: cómo retrasar el envejecimiento a través de la dieta. ¿Puede la dieta intervenir realmente en el proceso?
R: La dieta no va a curar enfermedades nunca. Esto hay que decirlo claramente: la dieta no cura enfermedades. Puede tener un efecto en prevenir algunas, o en que aparezcan más tarde, pero no podemos pensar que simplemente con una dieta vamos a evitar las enfermedades y la muerte.
Se está intentando entender por qué determinadas intervenciones dietéticas mejoran el estado de salud y pueden prevenir enfermedades, pero la dieta no es una manera robusta de frenar el proceso del envejecimiento.
A mí lo que me interesa es poder curar enfermedades, y con la dieta no podemos curar enfermedades. Es importante dejarlo claro, porque la gente va a pensar que se va a poder curar un cáncer con la dieta, y eso me parece peligroso.
P: ¿Y la microbiota? Apuntan también, en el estudio, la importancia de los "desequilibrios en el microbioma" en el proceso del envejecimiento. Su relación con la salud física y mental se está estudiando mucho, de un tiempo a esta parte. ¿Qué papel estaría jugando en el envejecimiento?
R: Todos los hábitos de vida afectan a las causas primarias del envejecimiento, las que dan lugar a las enfermedades. La dieta, determinadas medicaciones o condiciones, pueden hacer que la microbiota pueda alterarse. Se ha visto que juega un papel muy importante en el desarrollo de muchas enfermedades.
Son cosas que pueden estar acelerando ese proceso de envejecimiento molecular, que es como un reloj. Se puede ver influido, pero insisto: no creo que se pueda evitar el envejecimiento solo con intervenciones dietéticas.
P: Hablamos de frenar, retrasar, ralentizar, revertir el proceso... Pero ¿cuándo empieza el envejecimiento?
R: El envejecimiento molecular empieza desde el mismo momento en que empieza la vida. Por ejemplo, ya en el estadío de blastocisto (un embrión con muy pocas células todavía,) si hay algo mal y no se alargan los telómeros correctamente, los individuos van a nacer con telómeros más cortos y van a tener un envejecimiento prematuro.
Como los telómeros se acortan cada vez que las células se multiplican, donde más crítico es su mantenimiento correcto es cuando estamos creciendo. Los momentos más críticos, lo que va a determinar cómo vamos a envejecer, no es lo que hagamos de adultos sino lo que ha ocurrido durante nuestro desarrollo embrionario y cuando éramos niños, o jóvenes. Cuando estábamos creciendo.
P: Son clave los primeros años de vida…
R: Los primeros años de vida son determinantes para las enfermedades que tengamos de adultos. Y el desarrollo embrionario, intrauterino. Lo que ocurra ahí puede estar determinando nuestro riesgo de enfermedades. Esto es importante, porque la gente piensa que se tiene que empezar a cuidar a partir de los 40 años… y no.
P: Influye más que te hayan cuidado bien cuando eras niño, entonces…
R: Claro, y el desarrollo fetal. Ese es el momento más crítico. Es donde las células están multiplicándose brutalmente. Cualquier cosa que ocurra ahí, errónea, es importante. Cuando somos adultos, nuestras células casi no se dividen, hay menos riesgo.
P: Hablamos de los primeros 15 o 20 años, mientras creces…
R: Antes de nacer y los primeros años de vida, sí. Es una idea que no se ha tenido mucho en cuenta, y es importantísima.
P: Para acabar, me gustaría comentar algo que dijo David Sinclair, que dirige un laboratorio de investigación sobre el envejecimiento en la Universidad de Harvard, hace unos meses. Sinclair está convencido de que, en un futuro no muy lejano, las personas vivirán mucho más de lo que viven hoy. “Predigo que algún día será normal ir al médico y obtener una receta para un medicamento que te haga retroceder una década”.
R: Yo no digo que no sea así en el futuro, pero para mí, la prioridad ahora es que hay personas que, con 40 o 50 años, desarrollan una enfermedad degenerativa, como una fibrosis pulmonar, renal… y no sabemos cómo tratar nada de eso. Para mí, esa es la auténtica prioridad.
P: Pero ¿cuándo estaremos viendo fármacos antienvejecimiento desarrollados expresamente con ese fin? Porque el envejecimiento no es una enfermedad, recuerdan en el estudio, "todavía no es un objetivo reconocido para el desarrollo de fármacos". ¿Lo veremos nosotros? ¿Nuestros hijos?
R: En las próximas décadas veremos, seguramente, fármacos que ayuden a curar enfermedades degenerativas basados en el conocimiento del envejecimiento. Hablar de plazos no sé, pero sería esperable que en la próxima década viéramos más cosas. Ya hay cosas que están en la clínica (ensayos en humanos).
A mí me parece fenomenal que dentro de 100 años vayas al médico y te de una pastilla que te quite 10 años, pero ahora la prioridad es poder tratar enfermedades degenerativas, que además van en aumento y causan mucho sufrimiento y mucho gasto sanitario. Hay que intentar curar enfermos, eso es lo primero.