Pedro Duque, el único español que, como tal, ha participado en dos misiones espaciales, en 1998 y 2003, es todo un símbolo en nuestro país. Por eso, su nombramiento como ministro de Ciencia e Innovación del Gobierno de España causó tanta expectación en 2018, cuando se incorporó al primer ejecutivo del presidente Pedro Sánchez. Sin embargo, es posible que su experiencia ministerial le provocase muchas más frustraciones que alegrías, si la comparamos con su emocionante actividad en los años noventa y dos mil.
Duque era un joven ingeniero aeronáutico cuando fue seleccionado y preparado en Estados Unidos y en la Ciudad de las Estrellas de Moscú para ir al espacio. Su momento llegó en 1998 cuando participó en su primera misión, en el transbordador espacial Discovery, y supervisó el módulo experimental de la Agencia Espacial Europea (ESA). Cinco años después, se subió a una nave Soyuz para llegar a la Estación Espacial Internacional. Allí, durante diez días, formó parte de la Misión Cervantes. El objetivo fue desarrollar los experimentos de varios científicos españoles en el campo de las ciencias de la vida, la física, la observación de la Tierra, la educación y las nuevas tecnologías. El Gobierno español, entonces bajo la presidencia de José María Aznar, financió el coste de este vuelo.
Pedro Duque ha sido uno más de la legión de astronautas internacionales que han construido el puente temporal que separa la misión del Apolo XVII, la última en llegar a la Luna en 1972, de la misión Artemis, que volverá a colocar una tripulación en el polvoriento suelo lunar en 2025. Ese es el propósito, aunque puede haber nuevos retrasos. Una gran travesía, desde los históricos programas Apolo, el dios griego de la belleza, al programa Artemis, su hermana gemela y diosa de la caza. La gran novedad de esta misión es, por supuesto, volver. Pero, además, que en ella viajarán varias mujeres.
La NASA presentó a principios de abril al equipo que participará en la fase Artemis II. Entre los cuatro tripulantes, hay por primera vez con destino a la Luna una mujer, Cristina Hammock Koch, y un astronauta negro, Victor Glover. En la tercera y última fase, será otra mujer la que descienda a los mares lunares y quien, con toda seguridad, pisará de nuevo su superficie y recogerá el testigo del mítico Neil Armstrong.
Para Duque, se trata de una decisión razonable y representativa de los tiempos que corren, en los que las mujeres han ido copando importantes puestos en los equipos espaciales de distintos países. “Para Estados Unidos”, dice nuestro astronauta, “es importante que viajen a la Luna una mujer y un afroamericano. Sobre todo, si tenemos en cuenta lo que ocurría con los negros en aquel país no hace tanto tiempo”. Sin embargo, la clave de la incorporación de la mujer a los programas espaciales es, en su opinión, otra: la formación universitaria en ciencias e ingenierías. Una brecha que él mismo ha tratado de reducir durante sus años como ministro de Ciencia e Innovación.
Pedro Duque, nacido en Madrid en marzo de 1963, acaba de cumplir sesenta años y le encantaría volver a ponerse el traje de astronauta, si alguna agencia privada contase con él. Es lo que ha ocurrido con Miguel López-Alegría, el gran astronauta norteamericano-español, que, tras participar en varias misiones de la NASA, también en los 90, regresó con 59 años al espacio en 2022, gracias al programa privado SpaceX del magnate Elon Musk.
Pero mientras sigue haciendo planes de futuro, es inevitable recordar su primera inspiración. Como a toda una generación mundial de niños y niñas, esa imagen que marcó su vida se produjo el 20 de julio de 1969, cuando el Módulo Lunar, de la misión Apolo XI, se posó en la Luna y todos vimos bajar por la escalerilla al comandante Armstrong. "Yo lo vi con mis padres en una pensión de Guipuzcoa”, rememora Duque, que piensa que esa escena hizo que todos los chicos quisieran ser astronautas. Él lo consiguió y lo recuerda en el videopodcast de Nius A ver si me he enterado, entrevistado por Miguel Ángel Oliver, a quien explica, con su particular sencillez, la importancia de volver a la Luna. Los nacidos en los 60 vamos a ser testigos de un nuevo hito histórico espacial y eso hay que celebrarlo.