El cambio climático está afectando a la hibernación de los osos. Tras un invierno de temperaturas inusualmente altas y nevadas muy escasas, estos mamíferos se han dejado ver antes de tiempo en el comienzo de la primavera en Asturias y otras zonas de España.
España ha tenido un invierno seco y cálido. Tras las lluvias de diciembre, los cielos cerraron el grifo y tan solo tuvimos algunos episodios muy puntuales de precipitaciones los meses siguientes, como el producido por la borrasca Juliette, que causó nevadas en cotas inusualmente bajas en el este del país. Las temperaturas, en conjunto de la estación, también han sido inusualmente altas.
Esto ha hecho que la naturaleza florezca antes de tiempo y los animales vean trastocados sus hábitos. Los osos ahora salen antes de sus refugios del frío, consumen más frutos silvestres, puesto que su época de actividad se ha prolongado con un invierno cada vez más corto, y esto hace que gasten más energía.
Programas como el proyecto Osos con Futuro, cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea, están trabajando por la conservación del oso pardo en nuestro país, asegurándose de que tienen a su disposición suficiente alimento, e informando a las poblaciones cercanas del previsto aumento en encuentros con humanos, que a veces da lugar a conflictos que perjudican a los osos.