Las temperaturas han aumentado en la Tierra más de 1,1 ºC desde la época preindustrial. En el caso de España, el límite fijado en 2015 en el Acuerdo de París se ha superado en algunas regiones, y es uno de los países más vulnerables al cambio climático de Europa, junto con los demás del sur del continente. Este 'shock climático' afecta a los precios de los alimentos, la energía y los servicios, es decir, tiene un impacto directo en la inflación y en nuestro bolsillo.
El cambio climático ha aumentado la frecuencia de los eventos extremos como las olas de calor y los episodios de lluvias torrenciales. Esto lo ha convertido en una de las principales preocupaciones no solo de los expertos en meteorología y los residentes en zonas vulnerables, también de los bancos, puesto que estos eventos extremos afectan directamente a la inflación en Europa.
Por ello, un grupo de investigadores del Banco Central Europeo (BCE) ha evaluado el impacto de los shocks meteorológicos en la inflación en las cuatro economías más grandes de la zona del euro (Alemania, Francia, Italia y España), y ha concluido que las tasas de inflación españolas son las más sensibles a los cambios de temperatura extremos.
Olas de calor como la que vivimos en julio de 2022 en España tienen un impacto en el paisaje, en la agricultura, la ganadería, el transporte, el turismo, en la salud humana y en la demanda, la producción y los precios de la energía, y su frecuencia se ha triplicado en las últimas décadas, lo cual resulta muy preocupante por su efecto negativo sobre la economía del país.
Esta ola de calor, junto con la falta de lluvias, causó pérdidas millonarias al echar a perder más de la mitad de la cosecha habitual de aceite de oliva. Además, el episodio tuvo un impacto en el precio de los alimentos, con una inflación de entorno a 0,7 puntos porcentuales en Europa.
La ola de calor de este verano provocó pérdidas en la agricultura de 8.000 millones de euros. No hay cultivo que no sufriera la sequía y sus consecuencias siguen presentes. Hay ejemplos muy claros como el olivar donde el calor mata la flor y hay menos cosecha. En el aceite de oliva la producción se ha reducido a la mitad, los cereales un 30% menos, los cítricos un 15,5% menos, las alcachofas, un 20%. Y así todo.
Para 2035, el ‘shock climático’ podría amplificar la inflación en un 50 %, según la nueva investigación del BCE.
En los alimentos frescos, un aumento de 1 ºC aumenta un 0,2 % la inflación, aunque depende del país y de la época del año. En Italia o España, por ejemplo, el ‘shock’ en los precios tras una ola de calor suele durar en otoño y no solo en verano, mientras que en Alemania el impacto es limitado. Los precios de los alimentos procesados, en cambio, sufren más la inflación en las estaciones de la primavera y el invierno.
Esto ocurre porque el aumento de las temperaturas afecta a la producción, el suministro y al precio de los alimentos, puesto que reduce el rendimiento de los cultivos, puede aumentar los costes energéticos para la producción, empeora la productividad del trabajo y puede generar disrupciones en las cadenas de suministros. Durante episodios de sequía severos, por ejemplo, el transporte fluvial se ve limitado por la escasez de agua en ríos importantes.
También afecta al precio de la energía, ya que durante los episodios de calor la demanda aumenta considerablemente, haciendo que se encarezca.
Como consecuencia del impacto en los precios de alimentos y de la energía, el cambio climático afecta asimismo al turismo. La reacción de la inflación de los servicios a un aumento de las temperaturas en España puede durar entre 20 y 30 meses después del evento de calor.
Estos efectos sobre la economía de España y el resto de países de Europa serán más frecuentes y más graves en el futuro. Las olas de calor violentas que antes ocurrían una vez cada 50 años, hoy en día lo hacen cada 10, señalan desde Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).