Un estudio constata la relación entre el ruido urbano y la salud mental: "Es capaz de hacer que una persona ingrese en un hospital"
Investigadores del ISCIII analizan la relación entre el ruido del tráfico y los ingresos por trastornos mentales en la Comunidad de Madrid: “Cuando hay picos de ruido, hay picos de ingresos”
“Hay dos variables que salen de forma recurrente en el estudio: el ruido del tráfico diurno y las horas del sol": las dos actúan sobre la serotonina
Recuerdan que “el ruido es un contaminante ambiental, igual que lo es el NO2”, y piden que se tenga en cuenta como factor de riesgo en los trastornos mentales
Llevan más de 20 años estudiando la relación del ruido con la salud. Y han constatado, por ejemplo, la asociación entre los niveles de ruido urbano y diversas patologías neurológicas, como párkinson, demencia o esclerosis múltiple. O su relación con la mortalidad por causas circulatorias, respiratorias y diabetes. Ahora, Julio Díaz y Cristina Linares, responsables de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del ISCIII, se han centrado en la salud mental de las personas que viven en ciudades como Madrid, que registran niveles muy altos de ruido provocado por el tráfico.
Han analizado los niveles de ruido diurno (el del tráfico) y los ingresos hospitalarios por trastornos mentales en los hospitales de la Comunidad de Madrid. Durante varios años: de 2013 a 2018. Y la conclusión de su estudio es clarísima: “Hemos visto que los días en que hay picos de ruido, hay picos de ingresos por estas causas. El ruido incide de forma clara en desórdenes del comportamiento”, advierte Díaz.
MÁS
¿De qué trastornos hablamos? De “trastornos neurológicos del comportamiento y del desarrollo mental”. Díaz cita algunos: “Crisis de ansiedad, depresión, crisis epilépticas, trastorno bipolar, autolesiones…”. Y no hablamos de una visita esporádica a urgencias, sino de un ingreso en toda regla. “Personas que van a urgencias e ingresan”.
El investigador recuerda que “el ruido actúa de forma inmediata” sobre la salud mental de las personas, y “es capaz de hacer que una persona ingrese en un hospital”.
Ruido, horas de luz, serotonina y trastornos mentales
Hablamos del ruido del tráfico, y concretamente del ruido diurno. Pero no fue esa la única variable que analizaron en el estudio, que se acaba de publicar en la revista Environmental Research. También otros factores ambientales, como los niveles de NO2, de ozono, las horas de luz, o el viento, por ejemplo. Porque son variables que también influyen en nuestra salud. “Metimos todas las variables de las que hay estudios que dicen que influyen en la salud mental de las personas”.
Y el ruido fue la que más se asoció a un aumento en los ingresos hospitalarios por trastornos mentales. “Cada año se producen unos 10.000 ingresos en la Comunidad de Madrid por estos trastornos mentales, y de ellos, un 5,5% están relacionados con el ruido. Desde el punto de vista ambiental, que una sola variable te explique el 5,5% de los ingresos es muchísimo”, advierte Díaz.
Pero el ruido no fue la única variable que destacó en el estudio. “Hay dos variables que salen de forma recurrente: el ruido del tráfico diurno y las horas del sol”. Los investigadores han constatado que “a menos horas de sol, más ingresos por trastornos mentales”.
Es decir, que la falta de luz también influye mucho en la salud mental. Algo que no sorprendió a Díaz y Linares, que ya habían constatado en otro estudio que “las horas de luz influyen en el trastorno bipolar”, por ejemplo. Estos resultados de ahora lo confirman. Y constatan algo más: que el papel que juega el ruido del tráfico es el mismo. “Ambos influyen en los neurotransmisores, como la serotonina”.
“Curiosamente, las dos variables (ruido y horas de luz) funcionan de la misma forma. Las dos que actúan sobre la serotonina son las que aparecen relacionadas con ingresos hospitalarios por enfermedades mentales”, subraya Díaz. Pero hay una diferencia clave entre ambas, a la hora actuar para paliar el problema. Sólo una es modificable. “El ruido es una variable que podemos modificar, la otra no. Yo puedo modificar el nivel de ruido, pero no puedo hacer que haya más horas de sol”.
El ruido como agresión, las mujeres las que más lo sufren
Díaz explica esos mecanismos neurológicos por los que el ruido afecta a nuestra salud mental. “El ruido afecta al hipotálamo, al eje HPA (eje hipotalámico-pituitario-adrenal), que regula el vertido en sangre de sustancias como la serotonina, adrenalina, cortisol, glucosa, colesterol…”. Provoca una reacción de estrés, el denominado “estrés oxidativo”, y una inflamación sistémica.
“El ruido es un agresor”, asegura. Y como tal, desencadena una reacción en el organismo similar a otras agresiones, como puede ser recibir un golpe. “Si sufres una agresión, tu cuerpo se prepara para repelerla, por eso aumenta la segregación en cascada de todas esas sustancias (cortisol, adrenalina…)”. Pero la respuesta ante ambas agresiones no es la misma.
“Como (el ruido) no es una agresión real, tú no te peleas con nadie, no quemas esas sustancias, no las utilizas. Esas sustancias que has liberado se acumulan”. Y, de una u otra forma, tienen que acabar saliendo. En muchos casos, lo hacen a través de esos trastornos. Ése sería el mecanismo.
En este estudio, el equipo de Díaz y Linares constató, además, que las mujeres son las que más sufren más este tipo de trastornos. Y tiene mucho que ver con este mecanismo. “Hablamos de unos 750 ingresos al año, de media. Y unos 450 (más de la mitad) son mujeres”. ¿Por qué? “Hay estudios que muestran que las mujeres son especialmente susceptibles a esas variaciones en estos neurotransmisores”.
Medidas contra el NO2... ¿y contra el ruido?
De este estudio no se puede inferir que el ruido haya sido la causa directa de esos ingresos hospitalarios. “No hay una causa-efecto”, advierte Díaz, pero sí una más que clara asociación entre variables. “Yo no puedo decir que la causa de esos ingresos sea el ruido. Pero sí que existe una asociación, que influye en esos ingresos y que hay un mecanismo que explica que eso ocurra”.
No hay causa-efecto porque lo que hace este estudio es analizar series temporales de datos, y relacionarlos. En este caso, los ingresos hospitalarios y determinadas variables ambientales, con datos que proporcionan la AEMET, el MITECO, AENA, o el INE. “Lo que importa es que, cuando sube el ruido, suben los ingresos por enfermedades mentales. Este estudio confirma que el ruido es un problema muy importante y no se está teniendo en cuenta”.
Lo han hecho en Madrid, como los anteriores, porque “es una de las pocas ciudades del mundo que tiene una red de medida de ruido en tiempo real”, es decir, se puede medir como una variable más de contaminación atmosférica, igual que otras. Ello permite hacer un análisis diario y "ver sus efectos a corto plazo”, como se hace con otros contaminantes.
Díaz y Linares llevan años insistiendo en que “el ruido es un contaminante ambiental, igual que lo es el NO2”. Pero parece que las administraciones no acaban de tenerlo claro. Hace años que se empezaron a tomar medidas contra la contaminación por NO2. Contra el ruido, nada. "Ni está, ni se le espera", ironiza Díaz. Y ello a pesar de que “es mucho más difícil controlar la contaminación química que la acústica”.
El equipo del ISCIII confía en que este nuevo estudio sirva para cambiar las cosas. “Que sirva de base para la elaboración de directrices y planes en salud pública que tengan en cuenta el ruido como factor de riesgo para la aparición o empeoramiento de trastornos mentales”.