Pones ayuno intermitente en un buscador y aparecen casi 7 millones de resultados al instante. Artículos, entrevistas, libros, estudios: hay de todo sobre un tema al que la comunidad científica mira con escepticismo. ¿Es beneficioso dejar de ingerir alimentos durante 12 horas varios días para prevenir el cáncer y alargar la vida humana, como asegura Valter Longo (Génova 1967), investigador y profesor de la Universidad de California, que lleva estudiando este proceso desde hace décadas?
El Bioquímico, Valter Longo, autor de 'El Ayuno contra el cáncer' (edit.Grijalbo 2023) defiende una dieta que réplica el ayuno intermitente, dejar de comer durante 12 horas, porque es beneficioso, no solo para bajar de peso, sino para aumentar la longevidad, para prevenir el cáncer y alargar la vida en pacientes oncológicos.
Sus teorías han levantado suspicacia en la comunidad científica que prefiere moverse con precaución sobre este terreno del cáncer, una de las primeras causas de muerte en el mundo.
“Como todo en nutrición, cuando hay mensajes novedosos, tienen una parte cierta, pero también luces y sombras. La alimentación está muy relacionada con el cáncer. Estos mensajes de Valter Longo son ideas que están encima de la mesa, pero hay que demostrarlas”, advierte la Doctora en Bioquímica y Biología molecular, Emilia Gómez Pardo.
El profesor de la Universidad de California del sur, en poco más de 500 páginas argumenta que un ayuno de 12 horas organizado en ciclos de 3 o 4 días durante varios meses facilita la regeneración celular, que ha probado en ratones con éxito y testimonialmente en seres humanos.
Este proceso provoca que los órganos se ‘reseteen’ favoreciendo la regeneración de las células dañadas mejorando la esperanza de vida con tumores, la salud cognitiva, los niveles de insulina, glucosas etc.
Para la mayoría de los mortales esto puede parecer ciencia ficción o Ciencia a secas, por eso también hemos preguntado a Rodrigo Sánchez-Bayona, oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre de Madrid qué piensa sobre el ayuno intermitente.
El especialista responde a un tema que sí que centra parte del debate entre nutricionistas y expertos, "el ayuno intermitente no ha demostrado en ensayos clínicos prospectivos tal beneficio en seres humanos." Por el momento, las evidencias al respecto provienen "de estudios en laboratorio y en pequeños animales”, mientras que “en seres humanos solo hay evidencia observacional."
El experto español, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) admite que en "la teoría se puede explicar el supuesto beneficio metabólico que supone para las células", pero esto "es difícil de demostrar y llevar a la práctica."
Los seres humanos "somos más que un conjunto de células con metabolismo. La biología celular está diseñada para ser compensada, regular y equilibrada, todo lo que suponga una restricción y un desbalance para el organismo puede alterar vías metabólicas y terminar por ser dañino", argumenta el secretario científico de SEOM.
Valter Longo, en su libro, defiende que después de cuatro días de ayuno todos los órganos del cuerpo se reducen y en este proceso eliminamos muchos componentes que están dañados, que no funcionan. Las células madres se ponen en modo ‘stand by’ y cuando "volvemos a comer el cuerpo empieza a recomponerse. Lo hemos visto en ratones con páncreas dañados que no producían insulina tras varios ciclos de ayunos volvieron a fabricar insulina de manera normal. "
Esta forma de comer -en opinión del profesor con otros libros sobre alimentación y longevidad- alarga la esperanza de vida en pacientes con tumores, y mejora la salud cognitiva. Hay una decena de experimentos en humanos que demuestran mejoras en la insulina, en los niveles de glucosa, mejora el colesterol, la tensión algunos parámetros relacionados con el envejecimiento.
"La alimentación puede ser protectora o detonante en un cáncer", asegura por videollamada, la doctora, Emilia Gómez Pardo, que sobre el ayuno intermitente pide "prudencia", porque la evidencia científica es pobre y de poca calidad". La especialista cita el principio básico de la Medicina: "primun non nuocere” y “hablar de algo que se supone que va a ejercer un beneficio muy importante a enfermos de cáncer" exige prudencia.
Para la investigadora de La Fundación CRIS contra el cáncer, primero que nada el ayuno intermitente tendrá “ que demostrar que no tiene efectos perjudiciales a largo plazo y una vez que se demuestre esto tendrá que demostrar que de verdad tienen un impacto positivo. Son necesarios muchos estudios", porque “ayunar tiene efectos beneficiosos, como es la autofagia, que es que las células aprovechan ese tiempo de descanso para hacer limpieza, de esas proteínas que me sobran, pero también tiene otro efecto que es perjudicial, que es que se pierde masa muscular. “
Entonces lo mejor -en su opinión- es apostar por lo que ya está demostrado que es beneficioso durante un proceso oncológico que es el ejercicio físico, “inductor de ese proceso y que ya está demostrado. Haz eso y no te arriesgues con el ayuno intermitente que no está demostrado.”
Rodrigo Sánchez-Bayona considera que para un paciente con cáncer que esté sometido a un tratamiento de quimioterapia “no existe evidencia para apoyar ni aconsejar este tipo de dieta.” Subraya que, desde el punto de vista científico, “no sabemos si el ayuno intermitente podría afectar a la metabolización y eliminación de la quimioterapia del organismo, pudiendo aumentar sus efectos secundarios y ser un riesgo para la salud.”
De la misma opinión es Emilia Gómez Pardo, que se muestra rotunda al respecto: “Hoy por hoy no hay que apostar por el ayuno intermitente. Como una recomendación para los pacientes con cáncer me parece poco prudente." Coincide con el oncólogo Sánchez Bayona en abrazar fórmulas de alimentación que estén probados sus resultados, como la propia dieta mediterránea o que minimice el consumo de “carnes procesadas, azúcares, el alcohol, que favorecen un ambiente celular para que el cáncer se metabolice. Habría que analizar paso a paso “el estado de la persona con cáncer, pero de forma general recomendar el ayuno intermitente “me parece inoportuno".
La doctora en Bioquímica alerta contra estas recomendaciones generalizadas, porque “hay pacientes con cáncer al filo de la desnutrición, y yo -personalmente- creo que someterlos a una privación de la ingesta es un sinsentido. Hay muchos pacientes que se ven afectados, incluso dependiendo del tipo de cáncer, que tienen problemas para comer, sufren vómitos, diarreas.
Valter Longo trata de buscar la complicidad de los oncólogos a las ideas que refleja en su libro, y asegura que en esa especie de guía "para prevenir y tratar los tumores" han colaborado oncólogos y expertos en nutrición, porque lo ideal -en su opinión- sería la combinación de la quimioterapia con la dieta que imita el ayuno.
Una decena de estudios que cita en el libro muestran que en mujeres con cáncer de mama que han hecho la dieta del ayuno se demuestra una mejor resistencia a la quimioterapia, pero eso ya está demostrado que lo hace el ejercicio físico y la dieta mediterránea.
"Sin necesidad del ayuno intermitente, nuestras células madre ya tienen la capacidad de estar en “stand-by” o en un estado quiescente, contrapone el oncólogo español Rodrigo Sánchez-Bayona. La sensibilidad a la insulina nos la da el ejercicio físico, algo mucho más natural y con beneficios realmente demostrados en seres humanos. En los pacientes con cáncer hay evidencia a favor de que el ejercicio físico mejora la tolerancia a los tratamientos y los resultados a largo plazo".
"La alimentación debe ser parte de las terapias contra el cáncer". Esta es otra de las propuestas de Valter Longo y en este idea sí hay consenso. “Cada vez hay más evidencias del estilo de vida, alimentación y actividad física son coadyuvantes contra el cáncer y ya “hay muchos equipos oncológicos que incorporan todas las disciplinas", señala la investigadora de la Asociación CRIS contra el cáncer, aunque admite que todavía "queda mucho camino por hacer" .
"Una enfermedad compleja como es el cáncer solo se puede tratar con un equipo complejo, multidisciplinar. Una alimentación adecuada no solo "disminuye la mortalidad del cáncer y los efectos secundarios de los tratamientos, que también es importante." A su consulta a veces le llegan pacientes “a los que sus oncólogos les han dicho 'no te preocupes por fumar' , no pasa nada, bebe tranquilamente', 'come lo que quieras'. ¡Y no, no da igual!".
El oncólogo español Sánchez Bayona, por su parte, asegura que ya "en algunos hospitales se cuenta con la colaboración multidisciplinar de expertos en Nutrición, aunque no se dispone de ellos de manera generalizada, admite el especialista y añade. “Lo preocupante en este sentido es que todavía hay muchos bulos en torno a la alimentación y el cáncer y necesitamos seguir investigando en Epidemiología nutricional. Cada vez tenemos más claro que no son los nutrientes o los alimentos aislados los que aumentan o disminuyen el riesgo de enfermar, sino que es la manera - el patrón - en la que los consumimos lo que interacciona con el riesgo que tenemos las personas de contraer enfermedades.”
“Tenemos que ser abanderados de nuestra propia dieta, la dieta Mediterránea, ya que es uno de los pocos patrones dietéticos que sí tiene evidencia positiva en la prevención de enfermedades.”