Dime qué (y cómo) sueñas y te diré si tienes riesgo de desarrollar párkinson

  • Identifican trastornos del sueño que predicen un riesgo elevado de desarrollar ciertas enfermedades degenerativas, como el párkinson

  • La "representación de los sueños", o trastorno RBD, puede ser la primera señal de párkinson, que suele aparecer entre 10 y 15 años después

  • “La peor noticia que tengo que dar es decirle a alguien que tiene RBD”, confiesa un neurólogo experto en trastornos del sueño

¿Qué dice de nosotros nuestra forma de dormir? Muchas cosas. Algunas ya las sabrán: sonambulismo, narcolepsia, apnea del sueño… pero hay una que quizá no es tan conocida. ¿Alguna vez se han visto haciendo algo en un sueño y que ese algo se haya transformado en una acción real?

Un ejemplo, para que entiendan de qué estamos hablando, es lo que le pasó al actor Alan Alda, al que recordarán por la serie M.A.S.H. de los años 70. Una noche, Alda soñó que le perseguían. Corría y corría, hasta que, en un momento dado, cuenta que vio una bolsa de patatas, se dio la vuelta y se la tiró al que le perseguía. En el mundo real, le acababa de lanzar una almohada a su mujer, tras lo cual se despertó dando tumbos.

Alda convenció a su neurólogo de que le hiciera un escáner cerebral. Había leído un artículo que vinculaba lo que le había ocurrido con una conocida enfermedad neurodegenerativa. Y el escáner confirmó sus sospechas. Alda tenía párkinson.

Era 2018 y el actor lo anunció públicamente. Compartió su experiencia porque “pensé que cualquier persona que tenga algún síntoma, incluso si no es uno de los habituales, podría comenzar a lidiar con la naturaleza progresiva de la enfermedad. Creo que cuanto antes lo ataque, más posibilidades tendrá de contener los síntomas”, explica Alda en la revista Scientific American. Su testimonio abre un amplio reportaje sobre el trastorno RBD y su relación con el párkinson.

Porque, a pesar de la creciente incidencia de esta enfermedad, todavía no está clara su causa. Ni tiene cura. "Hay múltiples biomarcadores, pero no hay uno en concreto que diga: si das positivo a esto, es párkinson”, reconocía hace unos meses el presidente de la Federación Española de Parkinson, Andrés Álvarez. Se calcula para 2040, esta enfermedad neurodegenerativa afectará a 12 millones de personas. Cada vez se avanza más en su detección precoz.

Si no es sonambulismo, ni la medicación, ni un tumor...

Actuar en sueños, o “representar físicamente los sueños”, es un trastorno que ocurre durante la fase REM, la más relacionada con los sueños más largos, más “reales” y más extraños. Y ese trastorno se denomina RBD (siglas en inglés de REM sleep behaviour disorder). Afecta a entre el 0,5% y 1,25% de la población, y es más frecuente en personas mayores, sobre todo hombres. Pero no todos los comportamientos nocturnos extraños son RBD.

No hablamos, por ejemplo, del sonambulismo, o de hablar dormido, trastornos que ocurren durante el sueño no REM. Y el RBD, además, puede ser desencadenado por ciertos medicamentos, como los antidepresivos, o estar causado por la narcolepsia o un tumor cerebral. Pero hay algo más: el RBD puede ser presagio de enfermedades neurodegenerativas, principalmente sinucleinopatías. Hablamos de enfermedades neurodegenerativas en las que la proteína alfa-sinucleína forma acumulaciones tóxicas en el cerebro. Entre ellas están el párkinson o la demencia con cuerpos de Lewy.

Cuando ocurre el RBD y la causa no encaja en ninguna otra explicación, la probabilidad de que estemos ante una señal predictiva de una de esas enfermedades es alta. Según Scientific American, hay estudios epidemiológicos que sugieren que la representación de los sueños predice, con una probabilidad de más del 80%, el desarrollo de una enfermedad neurodegenerativa en el futuro. Y que puede ser la primera señal de dicha enfermedad, que aparece entre 10 y 15 años después de ese trastorno del sueño.

Señales de aviso preliminares

En los últimos años, ha aumentado la concienciación sobre RBD y la comprensión de cómo se relaciona con las sinucleinopatías. Estudiar este vínculo está dando a los investigadores ideas sobre una intervención temprana. Y cada vez se estudia más su relación con la denominada fase prodrómica del párkinson y otros trastornos neurodegenerativos. Es decir, la fase en la que aparecen señales preliminares, pero aún no hay un diagnóstico. 

El pródromo es un concepto médico que se refiere a las señales o síntomas iniciales que preceden al desarrollo de una enfermedad. La fase prodrómica precede a la aparición de los síntomas activos. Pues bien, entre las primeras pistas del párkinson, el RBD “es el marcador prodrómico clínico más fuerte que tenemos”, asegura en la revista científica Daniela Berg, neuróloga del Hospital Universitario Schleswig-Holstein de Alemania.  

Trastorno del sueño RBD: 10 años después, párkinson

Los casos de personas con párkinson que relatan representación de los sueños son tan antiguos como la propia enfermedad. Cuenta Scientific American que, en la descripción original que hizo James Parkinson, titulada "An Essay on the Shaking Palsy" y publicada en 1817, se puede leer: "Los movimientos trémulos de las extremidades ocurren durante el sueño y aumentan hasta que despiertan al paciente, y con frecuencia con mucha agitación y alarma".

Pero no fue hasta finales de la década de 1980 cuando un psiquiatra, Carlos Schenck, de la Universidad de Minnesota, publicó los primeros estudios de estos casos. En ellos, los pacientes describían haber tenido sueños violentos y comportamientos agresivos durante el sueño, que chocaban con su naturaleza no violenta cuando estaban despiertos.

Para probar si estos comportamientos extraños podían reflejar daños en el tronco encefálico –algo que ya se había demostrado en gatos anteriormente -, Schenck y sus colegas hicieron un seguimiento de estos pacientes. También para ver si podían desarrollar una enfermedad cerebral. 

En 1996, constataron que en un grupo de 29 pacientes con RBD (todos hombres y mayores de 50 años), 11 de ellos habían desarrollado una enfermedad neurodegenerativa 13 años después del inicio de su RBD, de media. Muchos años más tarde, en 2013, ya la habían desarrollado 21 de ellos (más del 80%). La enfermedad más frecuente fue párkinson.

Estudios posteriores, con muchos más pacientes, confirmaron este vínculoEste de 2019, por ejemplo, con 1280 pacientes de 24 centros de todo el mundo, constató que el 74% de las personas con RBD fueron diagnosticadas con una enfermedad neurodegenerativa en los 12 años siguientes. Actualmente, la conexión entre el trastorno RBD y la sinucleinopatía está ya bastante aceptada.

Sinucleína tóxica y párkinson

La sinucleína, en su forma normal y benigna, es una proteína involucrada en el funcionamiento de las neuronas, pero cuando se “pliega incorrectamente”, puede acumularse de forma tóxica. Las autopsias han demostrado que más del 90% de las personas con RBD mueren con signos de acumulación de sinucleína (tóxica) en el cerebro. 

Esto no se puede constatar en pacientes vivos, pero los científicos buscan la toxina en otras partes del cuerpo. El equipo de Alejandro Iranzo, neurólogo del Hospital Clínic Barcelona, publicó un estudio en 2021 en el que consiguieron detectar sinucleína mal plegada en el líquido cefalorraquídeo del 90% de los pacientes con RBD.

Al ser considerada una manifestación temprana del párkinson y otras enfermedades relacionadas, como la demencia con cuerpos de Lewy, el trastorno RBD puede ayudar a los científicos a rastrear las formas en que la sinucleína tóxica se propaga por todo el cuerpo y el cerebro. 

Cada vez hay más pruebas de que, al menos en algunos pacientes, el párkinson puede comenzar en el intestino y extenderse después a través de las estructuras cerebrales inferiores, como el tronco encefálico, a las regiones superiores, que son las que influyen en el movimiento y la cognición. Una vía probable es el nervio vago, un conjunto de fibras nerviosas que conectan todos los órganos principales con el cerebro.

Y algunos investigadores sostienen que el párkinson tiene dos subtipos: la que comienza en el cerebro y la que comienza en el intestino. Per Borghammer, profesor de medicina clínica en la Universidad de Aarhus (Dinamarca) postula que en las personas con RBD, el párkinson comienza en el intestino, y generalmente experimentan síntomas como estreñimiento mucho antes del deterioro motor y cognitivo. En la gran mayoría de los pacientes en los que el párkinson comienza en el cerebro, en cambio, el RBD puede surgir más tarde que los problemas de movimiento. O no aparecer nunca.

De dar "la peor noticia" a conseguir biomarcadores

“La peor noticia que tengo que dar como médico del sueño es decirle a alguien que tiene RBD”, confiesa en Scientific American Yo-El Ju, profesor de neurología en la Universidad de Washington. Porque, actualmente, los tratamientos disponibles para el párkinson y otras sinucleinopatías sólo pueden controlar los síntomas. No pueden ralentizar ni detener la neurodegeneración.

Pero se están desarrollando nuevas terapias, y muchos neurólogos creen que la intervención temprana puede ser crucial. “El campo de la enfermedad de Parkinson, en particular, está lleno de ensayos fallidos”, dice Ju. "Para cuando las personas tengan la enfermedad, probablemente sea demasiado tarde para intervenir: demasiadas células habrán muerto". Probar esos medicamentos, aparentemente fallidos, en pacientes con RBD puede resultar más exitoso. Al ser una etapa mucho más temprana de la enfermedad, científicos como Ju creen que es más probable que los tratamientos sean efectivos. 

Junto a Ju, Ronald Postuma, profesor de neurología en la Universidad McGill, y Bradley Boeve, profesor de neurología en la Clínica Mayo, son colíderes del Consorcio de Sinucleinopatía Prodrómica de América del Norte (NAPS), creado en 2018. Su objetivo es identificar marcadores clínicos y biológicos a través de varios medios, incluidos escáneres cerebrales, pantallas genéticas y análisis de sangre y de líquido cefalorraquídeo. 

Los investigadores esperan que estos biomarcadores indiquen cómo y cuándo una persona con RBD desarrollará una enfermedad neurodegenerativa, y cuál será. Lo ideal, dicen, sería que esos biomarcadores ayuden a identificar a pacientes con RBD para terapias de investigación con la alfa-sinucleína, años antes de que aparezcan los síntomas debilitantes.