España está sumido en una gran ola de frío, que se extenderá hasta la próxima semana. Para combatir el invierno, cualquier capa que nos resguarde es buena, guantes, gorro, camiseta y pantalón térmico, etc. Pero sobre todo, los que más deben abrigarse son todas aquellas personas que trabajan a la intemperie, ya que llueva, nieva o haga calor tiene que seguir con su trabajo. Pero llevar a cabo su jornada laboral con estas gélidas temperaturas puede ser muy difícil, además de ocasionar estrés térmico.
El estrés térmico es aquel que se define como una carga negativa, el cual se produce tras una pérdida de calor excesiva. Los principales afectados de esta situación de riesgo son todos aquellos trabajadores que están expuestos directamente, y un largo periodo de tiempo, a estas inclemencias meteorológicas. "En las obras de construcción se pueden generar situaciones de riesgo con consecuencias graves, muy graves o incluso mortales debido a la temperatura a la que están expuestos los trabajadores durante los trabajos con bajas temperaturas", asegura el informe publicado por la Comunidad de Madrid.
Este suele aparecer cuando el trabajador está expuesto a temperaturas inferiores a los 15 grados centígrados durante un largo periodo de tiempo, ya sea en interiores no calefactados o exteriores. Además de galerías, túneles o pozos. En el caso de que las temperaturas sean inferiores a 5ºC, y especialmente si son negativas, se considera que el riesgo es inmediato.
El estrés térmico, a parte de los problemas en la salud, también provoca efectos negativos en la actividad profesional de los trabajadores expuestos. Desde la disminución del rendimiento y la pérdida de concentración, un factor a tener en cuenta para el manejo de maquinaria, a la pérdida de destreza manual y, en general, de la psicomotricidad. Pasando también por el aumento en la tasa de errores por disminución del nivel de vigilancia y por aumento en el tiempo de reacción.
Esta patología puede manifestarse a través de síntomas leves y frecuentes como el enfriamiento de la piel y vías superiores de respiración o dolor en el sistema musculo-esquelético. Los síntomas más graves se manifiestan con la congelación con pérdida de sensibilidad, o la hipotermia, que puede provocar fibrilación ventricular o la parada cardiaca si la temperatura corporal desciende de los 20ºC. Estos síntomas, posteriormente, pueden derivar en Hipersensibilidad al Frío, Pie de Trinchera (que puede ocasionar la gangrena con su derivada amputación de parte de la extremidad) o el Síndrome de Raynaud, que provoca hormigueo, dolor y decoloración de las manos o los pies por la contracción de los vasos sanguíneos que irrigan la zona.
Para evitar el estrés térmico, los expertos coinciden que la ropa y la alimentación son indispensable. En cuanto a la indumentaria, esta deberá cubrir bien cada extremidad del cuerpo, ya que así se evitará el enfriamiento localizado. Así mismo, también hay que tomar comida y bebidas calientes para atemperar el cuerpo y mantenerse hidratado.