Por primera vez, un grupo de científicos, entre ellos investigadores españoles, han descubierto proteínas milenarias que podían modificar el ADN. El hallazgo abre una puerta a la cura de enfermedades como el cáncer, la diabetes, entre otras patologías hereditarias.
Para ello, han reconstruido las proteínas de hace casi 3.000 millones de años y han estudiado su evolución en el tiempo. Han comprobado que son más versátiles que las versiones actuales y que podrían tener aplicaciones revolucionarias en el tratamiento de enfermedades.
El grupo de investigación internacional ha reconstruido por primera vez ancestros del conocido sistema CRISPR-Cas de hace 2.600 millones de años y ha estudiado su evolución a lo largo del tiempo.
Los resultados, publicados por la prestigiosa revista Nature Microbiology apuntan a que los sistemas revitalizados funcionan y son más versátiles que las versiones actuales y podrían tener aplicaciones revolucionarias como la edición genética, lo que permitiría la manipulación de ADN para tratar enfermedades tales como ELA, cáncer, diabetes.
El equipo de investigación ha realizado la reconstrucción informática de las secuencias CRISPR ancestrales, las ha sintetizado y ha estudiado y confirmado su funcionalidad. “Resulta sorprendente que podamos revitalizar proteínas Cas que debieron existir hace miles de millones de años y constatar que ya tenían entonces la capacidad de operar como herramientas de edición genética, algo que hemos confirmado en la actualidad editando con éxito genes en células humanas”, según ha explicado Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) y del CIBERER, y responsable del equipo que ha validado funcionalmente estas Cas ancestrales en células humanas en cultivo.
El acrónimo CRISPR es el nombre de unas secuencias repetitivas presentes en el ADN de bacterias y arqueas (organismos procariotas). Entre las repeticiones, estos microorganismos albergan fragmentos de material genético de virus que han infectado a sus antepasados, lo que les permiten reconocer si se repite la infección y defenderse cortando el ADN de los invasores mediante proteínas Cas asociadas a estas repeticiones.
Se trata de un mecanismo (sistema CRISPR-Cas) de defensa antiviral. Esta habilidad de reconocimiento de secuencias de ADN es la base de su utilidad, como si de unas tijeras moleculares se tratase. La tecnología CRISPR-Cas permite hoy en día cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula, lo cual hace posible su utilización para editar el ADN.