El cambio climático no es de izquierda ni de derechas. Esto va de la supervivencia de la Humanidad. Así lo plantea 'Blues para un planeta azul' (Ediciones B), escrito por Juan Fueyo, que radiografía la disyuntiva a la que se enfrenta "una civilización que podría estar escribiendo el último capítulo de su existencia, ese que algunos titulan 'la sexta extinción'". “Nosotros somos la causa de la sexta extinción y probablemente también seremos sus víctimas”.
Juan Fueyo, neurólogo español, afincado en Estados Unidos, habla claro y su voz es como un mazazo a la conciencia. Apunta a los que tienen el mando, a los poderosos productores de petróleo, a los políticos, a los negacionistas, pero también contra todos aquellos que no se encuentran entre los anteriores, pero que se resisten a reducir su consumo, porque sacrificar su modo de vida no está en el programa.
¿Ha empezado la sexta extinción?
Sí. La civilización está jugando a los dados con la vida en la Tierra. Hay barcos cada vez más grandes en mares que contienen cada día peces más pequeños y más escasos. Y la disminución de la biodiversidad en los trópicos es dramática, si no trágica. Cito Blues para un planeta azul:
“Según E. O. Wilson, la tasa actual de extinción en los trópicos es 10.000 veces mayor que la tasa natural de extinción, lo que implica que la diversidad biológica pronto estará a su nivel más bajo desde la última gran extinción. Uno de los agentes causantes de la sexta extinción podría ser la humanidad. Durante los últimos diez mil años, el ser humano se ha convertido en la especie más invasiva del planeta. Hemos llegado a todos los rincones y hemos interferido en la vida de las demás especies allá donde nos las hemos encontrado. A muchos observadores no les cabe duda de que nosotros somos la causa de la sexta extinción. Y probablemente seremos también sus víctimas”.
"No solo cambiamos el mundo natural, eso es simplemente un eufemismo, lo estamos destruyendo. Y hay que escuchar a los pueblos indígenas porque en preservar lo salvaje está el futuro de preservar lo moderno."
¿Cuáles son las enfermedades que vamos a sufrir y ya sufrimos por culpa del cambio climático?
"El cambio climático es el mayor problema de salud a nivel global. Son muchas las enfermedades cuya incidencia aumentará debido al cambio climático y los factores que lo producen. Por ejemplo, las enfermedades respiratorias y cardiovasculares se incrementarán debido a la polución. Las olas de calor provocarán hipertermias letales en los grupos de población más débiles: niños y ancianos. Las pandemias producidas por patógenos conocidos y nuevos, tanto virus como bacterias (cólera) como otros parásitos (paludismo), se verán con más frecuencia. El cáncer podría sufrir un aumento notable en su incidencia. Particularmente el cáncer de pulmón, el de piel y el del sistema digestivo. A través de aumentar, de modo simultáneo e interrelacionado, numerosas situaciones de riesgo para la salud, la crisis climática amenaza con revertir años de progreso en salud pública."
Una niña de 9 años, Ella Kissin, de Reino Unido, es la primera victima certificada por la contaminación del aire y la polución ya mata más que el tabaco. ¿Respirar nos está matando ya? ¿Deberemos en el futuro protegernos del aire que necesitamos?
"Necesitamos el aire no podemos vivir sin respirar, pero en Nueva Deli han tenido que cerrar las escuelas, porque el aire en las calles era irrespirable. Hay 9 millones de muertes prematuras por año que están relacionadas con la polución y el cambio climático. La ONU ha declarado recientemente que respirar aire puro es un derecho humano fundamental. Es un comienzo hacia la meta de conseguir eliminar la polución. No puede ser que en nombre del progreso convirtamos la atmósfera en un vertedero de venenos y gases invernadero. El caso de Ella Kissin debería actuar como el sonido de una alarma para los alcaldes de todas las ciudades y los Gobiernos de todos los países. Hay que impedir que la civilización siga ensuciándolo todo, que siga utilizando la atmósfera como un vertedero de basura y los ríos y mares de alcantarillas. La polución mata.
¿Hay un triángulo de la muerte del cáncer en España? ¿Cuál es el impacto del clima en el cáncer?
"En el cáncer a veces la geografía significa destino, y el código postal es incluso mas relevante que el código genético. En España periodistas, médicos y científicos se han esforzado en denunciar la alta incidencia de cáncer en ciertas regiones, pero no se les ha prestado mucha atención. Esta es una cita directa de Blues para un planeta azul:
“En todos los países hay dinero que huele mal. En España existe el Triángulo de la Muerte, que incluye las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla, situadas alrededor del Polo Químico, y que se ha ganado el terrible apelativo debido a la alta incidencia de casos de cáncer. Según un artículo publicado en El Español en el año 2017: 'Las tres provincias más occidentales de Andalucía registran los mayores promedios de fallecimientos por tumores malignos de toda España desde principios de siglo». Y en el mapa más completo que se ha elaborado hasta ahora de la distribución del cáncer en España, según publicó El País en octubre del 2014, vuelven a destacar esas tres provincias andaluzas con la mayor incidencia de cáncer.” Hay demasiados intereses económicos para que este problema tan grave tenga una solución fácil."
No solo eso la contaminación llega a la mesa, sino también la comida que no es lo que era con fertilizantes, insecticidas. ¿Y el agua puede llegar a ser otro un problema. ¿Nos están envenenando?
"Es verdad que la contaminación se cuela en los edificios y entra en las casas, que su manto negro nos arropa a la noche. Y además la comida está más contaminada de lo que nos parece. Por ejemplo, además de los problemas ocasionados por fertilizantes e insecticidas —y no tenemos que olvidar que la denuncia de ello en el libro Primavera silenciosa de Rachel Carson fue el origen del ecologismo moderno— sabemos que las hamburguesas de las grandes cadenas de restaurantes de comida rápida contienen microplásticos (y que la mar se ha convertido en una sopa de plástico. Hay plásticos hasta en la sangre del cóndor de los Andes. Es un problema tan global que hay quien habla de la “plasticosfera”). Una cosa poco sabida es que las grandes inundaciones propiciadas por el calentamiento global ocasionan la salida de productos tóxicos de las fábricas hacia el agua potable. Vivimos en un ambiente muy sucio. La industria de los combustibles fósiles y aquello que llamamos progreso, que tanto placer y lujo nos ha dado, nos está envenenando.
La próxima gran guerra será por agua ¿Es demasiado exagerado afirmar esto?
"En Blues para un planeta azul comento que las guerras en el pasado ocurrían por la lucha entre tribus e imperios por los recursos básicos como la comida y el agua. Si la crisis climática se acelera podríamos llegar a un escenario casi distópico en que decenas de miles sino millones de refugiados se desplacen de un lugar a otro buscando alimentos y agua potable. Eso supondría un problema de seguridad y actuaría como una incubadora para las guerras, donde un pueblo se defendería de la llegada de los refugiados para proteger sus recursos. Los ejércitos de todo el mundo están vigilando las condiciones que podrían producir estos escenarios en Blues para un planeta azul cito, por ejemplo, informes oficiales de el Pentágono sobre la crisis climática. Esta es la cita directa:
“En el informe del Pentágono del 2021 se detalla cómo el cambio climático aumentará la inestabilidad geopolítica en el mundo de forma que podría perturbar los intereses nacionales de Estados Unidos, por lo que el Ministerio de Defensa «debe identificar y abordar los riesgos climáticos más graves que enfrenta el entorno de seguridad global» y apoyar la incorporación del análisis de riesgo climático en la simulación de juegos de guerra y en la estrategia de defensa nacional.” Así que no, no es exagerado pensar en las guerras del cambio climático, que comenzarán cuando la crisis climática amenace los tres pilares básicos de la estabilidad en una sociedad pacífica: vivienda, alimentación y agua potable.
El dinero es el oxígeno del calentamiento global, dice usted. Un enemigo muy poderoso. ¿Solo se actuará cuando las empresas que ganan ese dinero y controlan la política lo vean rentable para ellos?
La avaricia es tan negra y pegajosa como el petróleo. De momento andamos en lo de producción, aunque haya extinción, con una humanidad adicta a la droga negra. Y es verdad que los traficantes del petróleo no se ven impulsados por sueños o esperanzas ecologistas. Por eso, para algunos críticos, como Noemi Klein, la única solución es el cambio de sistema político. No lo veo así, el capitalismo acabará adaptándose a la nueva situación. Cada civilización ha tenido un tipo de energía diferente y ahora le ha llegado el momento a una nueva evolución hacia las energías renovables. Y ahora, por fin, la energía solar y la eólica son rentables. Además, tendrá que echar una mano la energía nuclear, algo con lo que los partidos verdes no están de acuerdo, con su ayuda la transición será más rápida y menos brusca a la vez."
¿Cuándo va a ser eso, cuándo los fósiles combustibles y el petróleo mengüen o cuándo desaparezca la humanidad?
"¿Preferiremos morir emborrachados con petróleo y carbón o triunfará el sentido común? Esperemos que ocurra lo segundo. De hecho, la industria de la energía limpia está comenzando a ser muy rentable y a crear una enormidad de puestos de trabajo, así que quizá las reglas invisibles del mercado salven a esta humanidad que podría haber entrado en su última versión. Al final, el capitalismo evitará el colapso. Y con suerte no necesitaremos de esa nueva especie de filósofos llamados “colapsólogos” para enseñarnos cómo deberemos vivir cuando la civilización haya cruzado el punto de no retorno. "
¿La lucha contra el cambio climático es de izquierdas? ¿Por qué se tiene esta idea?
"No lo es. No tiene nada de marxista ni de socialista. Países comunistas como China, Venezuela o Rusia no están por la labor de disminuir la producción de combustibles fósiles. Desacelerar la progresión del cambio climático beneficiará a ricos y pobres. No hay lucha de clases ni se trata de cambiar el sistema político reinante. Tampoco es cierto que la crisis climática sea el resultado de la última etapa del colonialismo. Es un problema físico y biológico y, como tal, no debería tener ideología. Tengo que destacar que uno de los documentos científicos más relevantes sobre este tema es una encíclica del papa Francisco, Laudato si. En este documento y en mucho otros se habla de un cambio de la ética en las relaciones que la civilización tiene con la naturaleza. Y así lo veo yo también: se requiere más un cambio ético que uno político. Pero los movimientos populistas de derechas buscan la simplificación de todas las situaciones, incluso una tan compleja como esta del calentamiento global.
Aquí, en Estados Unidos, a los ecologistas les llaman sandías, porque dicen que son verdes por fuera y rojos por dentro. Pero la realidad es que todos los partidos políticos incluyendo partidos fascistas europeos tienen en sus programas párrafos dedicados al cambio climático. En Europa, con alguna excepción, este tema comienza a considerarse políticamente neutral. En El cuento de la criada', los tiranos intentaban frenar el cambio climático… Se puede seguir fabricando plástico usando energías renovables."
¿Por eso ridiculizan a Greta Thunberg o la llaman la rebelión de niños?
Los activistas del cambio climático nunca reciben postales de amor. Se les persigue, censura, silencia y ridiculiza. Es fácil atacar a una adolescente. Pero periodistas, como usted, son amenazados en los Estados Unidos, en países del Oriente Medio, en México, en Rusia, en Venezuela. En ocasiones son asesinados… Y sí, es verdad que se trata de una revolución liderada por adolescentes. Y creo que debería darnos que pensar. En cuanto a Greta, bueno, pues ella es la gran provocadora, ¡alguien que puede sacar de sus casillas al mismísimo Donald Trump! Pero son las ideas más moderadas y discretas y que avanzan propuestas de cambio razonables las que están triunfando en todos los países, menos aquellos que viven del petróleo o el carbón. Para buscar la solución al cambio climático es mucho más importante escuchar a María Neira, que escribe el prólogo de Blues para un planeta azul, que la señorita Thunberg, pero la doctora Neira es menos visible. "
Los negacionistas y las grandes empresas petroleras parecen que van ganando la batalla. El cambio climático y sus efectos se pone en duda y se ve como algo lejano.
"La publicación de mi libro me ha dado la oportunidad de hablar con intelectuales y periodistas españoles sobre el cambio climático y sí, es verdad que me ha sorprendido que incluso personas muy bien informadas crean que el cambio climático es un problema lejano e incluso vago. Es importante absorber el concepto de crisis climática, y adquirir una actitud de urgencia en la búsqueda de soluciones. Hay que ganar la batalla de la “contrapropaganda” interesada de la industria petrolera. La publicidad que ha incluido el descrédito a los científicos o el argumento falso de que no hay consenso entre ellos ha funcionado muy bien. Los mercaderes de la duda iban ganando la batalla, pero la fundación del Grupo Intergubernamental de Expertos en el Cambio Climático (IPPC, en inglés) está consiguiendo derribar los muros que se levantan al progreso del conocimiento. Las buenas gentes han de ganar a las grandes corporaciones internacionales. O eso, o que el último cierre la puerta."
Cierto que las apuestas por las energías renovables son débiles y muy a largo plazo y que se dan ayudas que no cuajan al menos en España ¿Qué deberían hacer los políticos, cual debería ser su plan?
"La inversión en energías limpias ha comenzado y no habrá vuelta atrás. Hay que parar los subsidios a empresas que producen energía sin conciencia. Esas dos actitudes: invertir en lo limpio y dejar de premiar, o incluso aumentar los impuestos, a quienes producen energía sucia deben complementarse y llevarse a cabo de manera racional pero progresiva. Cuando se descubra cómo almacenar la energía y se solvente el problema de la intermitencia de la producción se avanzará aun más rápido. Y es inevitable que eso suceda como que acabemos conduciendo coches eléctricos. No hay vuelta atrás. "
¿Es inevitable cambiar la dieta o el estilo de vida aunque sea a peor? Tal vez tantas comodidades sean cosa del pasado.
"Yo espero que no. Se pueden seguir teniendo las mismas comodidades, pero la fuente de la energía ha de cambiar completamente. El futuro podría llegar a darnos incluso más comodidades y en un planeta donde la civilización sea más respetuosa con la naturaleza que lo que es ahora. Y debería disminuirse la explotación inhumana del ganado y de los animales de corral. Eso ayudaría a frenar las emisiones de metano, pero también a devolvernos una dignidad que hemos perdido —hay mucha brutalidad en el trato que damos a los animales domésticos— al centrarnos exclusivamente en obtener beneficios. Una dosis de economía circular no nos vendría mal tampoco: ahí están los jóvenes consumiendo ropa de segunda mano, por ejemplo. La bestia de la crisis climática se alimenta también de vanidad. Pero no olvidemos que lo de la huella del carbono es un timo inventado por las compañías de petróleo: otra manera de comenzar otra guerra firmando la paz.
Llegó el covid y el mundo se asustó, pero nos duró poco. ¿Cuáles son las pandemias que vienen y cuál es la influencia del cambio climático en ellas?
"El miedo es un factor crucial. En los 80' el miedo al cambio climático hizo que se tomaran medidas, luego pasó el miedo y volvimos a las andadas. La covid ha sido mala, sobre todo para los ancianos y personas que padecen enfermedades debilitantes o que les bajan la inmunidad, pero no es el peor virus. Ahí afuera existen auténticos monstruos. Por citar dos virus, que también infectan a los murciélagos, el hendra y el nipah ya han enfermado a humanos con un 70% de mortalidad. La peor pandemia, no hay duda, es la que vendrá. Y sí, las pandemias tienen una relación estrecha con el cambio climático. Factores como la deforestación, en parte debida a la desertificación ocasionada por el calentamiento global —se vacían de árboles un área equivalente a 30 campos de fútbol por minuto—, la desglaciación y la descongelación del permafrost que lleva a que virus y bacterias que yacen bajo el hielo salgan a la superficie, y el aumento de las zonas habitables para los mosquitos que transmiten enfermedades, cooperan para que la frecuencia de las pandemias se haya disparado en los últimos años. Sería trágico que los virus tuvieran la última palabra."
Olas de calor, huracanes, erupciones parece que la Tierra se defiende. ¿Qué podemos esperar a partir de ahora?
"Quizá hemos visto muchos de los fenómenos extremos. Ahora veremos el aumento de su frecuencia e intensidad. En España, está cada vez más claro que el Sahara cruzará el estrecho de Gibraltar. De hecho, ya ha comenzado a hacerlo. Las olas de calor serán más frecuentes y con más impacto en Europa. Podría ser que viésemos el desarrollo de medicanes, es decir de ciclones en el mediterráneo, algo que podría ser terrible para la zona costera del este de la península.
¿Y en España? Se habla de 50 grados en el futuro de un país no habitable a partir del sur de Madrid. ¿Estamos en el ojo del huracán? ¿Seremos emigrantes climáticos?
¡Esperemos que no! De momento, la temperatura más alta de la historia de Europa se ha dado en Sicilia. El 11 de agosto del año 2011 la temperatura en Sicilia fue de 48.8 grados. Y las olas de calor matan. Sobre todo, a niños pequeños y ancianos. Las temperaturas serán pronto más agradables en el norte de Europa. Veremos que pasa… Pero, sí, como dice Greta, 'la casa está en llamas: el planeta tiene fiebre'."
¿Habrá más Filomenas? Usted habla de que el Ártico ha abierto la puerta del congelador también.
"El aumento de la frecuencia fenómenos extremos como Filomena —tormentas de nieve similares o peores que ésta se han observado en el sur de Europa en la última década— se relacionan con el cambio climático. Para explicarlo de alguna manera, podríamos decir que el aumento de CO2 en la atmósfera vuelve al tiempo loco. Cualquier cosa extraña podría ocurrir. El péndulo se mueve de un extremo al otro. Produce no solo olas de calor, sino también de frío. ¡El tiempo atmosférico, que es el hermano menor del clima, sufre de esquizofrenia!
Los negacionistas dicen que las Filomenas demuestran que la Tierra no se calienta. ¿ por qué se equivocan?
"Explotan la paradoja entre calentamiento global y nevadas. Y la diferencia entre tiempo atmosférico y clima. Pero existe una explicación clara para las olas de frío, aunque es un poquitín técnica y requiere conocimientos sobre la existencia de la Corriente en Chorro Polar. Debido al cambio climático, esta corriente en chorro tiene cada vez más fluctuaciones y deja resquicios por los que se escapa el hielo hacia el sur. "
"Dado que el Polo Norte está calentándose, el aire menos frío empuja hacia abajo la corriente en chorro y la desestructura, quitándole su propiedad de muralla de contención, lo que provoca la aparición de fenómenos extremos de invierno en regiones tropicales de clima templado, como Houston o Madrid. Los fenómenos extremos cubren los dos extremos del termómetro, y curiosamente tanto el frío extremo como las olas de calor se deben al calentamiento global."
Las vacas emiten más gases que gran parte de la UE. ¿Estamos condenados al veganismo? ¿Cómo lo arreglamos?
"Steven Chu, el que fuera secretario de Energía de Estados Unidos, explicó que si las vacas fueran un país, sus emisiones serían mayores que las de la Comunidad Económica Europea y se encontraría solo por detrás de China y Estados Unidos en la lista de países que generan más metano. Esta «Vacalandia» emite tanto metano como el conjunto de los automóviles de todo el mundo. La culpa no es de la vacas, sino de como el ser humano ha multiplicado su número y ha modificado las condiciones en las que viven. Modificar la dieta podría mejorar el problema si al disminuir los consumidores se disminuyese la cantidad de ganado vacuno. Peor hay otras fuentes de metano sobre las que los Gobiernos tienen más control, como el metano producido por las emisiones de petróleo y gas."
Los negacionistas o críticos con el cambio climático dicen que todo esto del cambio climático es un negocio, como la comida vegetal, el veganismo... que quieren cambiar con miedo nuestra forma de vida.
"En realidad, no hay que cambiar las bombillas o los modos de vida, aunque todo ayuda, hay que cambiar a los líderes. La tarea de los Gobiernos para controlar el cambio climático es la más relevante. Quizá la única relevante. Los ciudadanos pueden hacerse veganos, pero no pueden impedir que India o Sudáfrica consuman carbón, o que China disminuya sus emisiones de gases invernadero."
"El ciudadano no puede controlar el comportamiento de las 'petrotiranías', países productores de petróleo donde no existen democracias auténticas. En cuánto a los negacionistas, si es por falta de información quizá libros como Blues para un planeta azul les ayuden a ver la realidad; pero si son conspiracionistas nada podrá hacerles cambiar de opinión. Este último grupo es muy peligroso si llegan a los centros de poder y de decisión (algunos ya están, pero son una minoría), Son peligrosos porque ni cuando mienten dicen la verdad. Las cosas, de todos modos, se les están poniendo difíciles porque el cambio climático ha llegado a su barrio, y los desastres derivados de él se han convertido en una realidad desagradable y cotidiana.
¿Usted habla del mosquito como el más peligroso para nuestro futuro. Por qué?
"David Quammen, un experto en pandemias, me dio esa respuesta cuando le pregunté por el animal más peligroso del mundo. Uno de los mosquitos más mortíferos, el Aedes es el emperador de los mosquitos infecciosos, el trasatlántico de los virus, el doméstico mensajero de la muerte en forma de fiebre amarilla, dengue y Zika. Otro mosquito transmite la malaria o paludismo. Con el aumento de las temperaturas estos mosquitos viven más, tienen más crías, y son activos en áreas mayores del mundo incluyendo España. Podría ser que sufriéramos epidemias de dengue o paludismo, o de otras enfermedades muy comunes en otras partes del mundo, como África o América del Sur, y de las que no se daban casos en España.
¿El gran problema para enfrentar el cambio climático es que lo vemos como un problema futuro que nos obliga a cambiar nuestra vida?
"¡Cuesta muchísimo quitarse la camisa de fuerza de la rutina! Pero la distancia que separa progreso y cataclismo se está acortando de manera muy peligrosa. En cualquier caso, nosotros no tenemos que cambiar mucho nuestras vidas. Hay que redirigir la responsabilidad a los Gobiernos. Yo espero que la crisis obligue a que los dirigentes cambien sus prioridades y su manera de entender el progreso. Solo ellos pueden aportar soluciones. Con las energías renovables, si se hace el esfuerzo necesario, se puede llegar a tener la misma calidad de vida que con la energía producida por los combustibles fósiles. Pero no estaría mal que nos acercásemos más a la naturaleza y que disminuyésemos el consumismo, aunque esa no sea la raíz del problema. La ciencia lo tiene claro y ya ha hablado, ahora les toca el turno a los políticos. Como ocurrió con la covid, a los Gobiernos les cuesta aceptar la ciencia y cambiar sus políticas de acuerdo a lo que la ciencia aconseja. La ciencia vuelve a apuntar soluciones y quizás nuevas tecnologías nos saquen al final del apuro, pero una cosa mala es que para el cambio climático ningún científico puede crear una vacuna… ¡Ojalá que las compañías petroleras y los países productores de petróleo entiendan el coste social del carbono, que el dinero no compra vida y que el petróleo no calma la sed! Hemos de evitar que la Tierra se convierta en un planeta inhóspito."