Unas 240 ballenas han muerto tras quedar varadas en una playa de las remotas islas Chatham, a unos 840 kilómetros de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Es la segunda vez que ocurre en menos de una semana, lo cual supone casi medio millar de animales muertos.
Los varamientos se han producido en la bahía de Waihere, situada en la isla Pitt y también conocida como Rangiauria (en su nombre maorí), según ha informado el Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda.
Las ballenas estaban con vida, pero ante la imposibilidad de devolverlas al agua la mayoría han sido sacrificadas, según el Departamento.
"No reflotamos activamente ballenas en las islas Chatham debido al riesgo de ataque de tiburones tanto para los humanos como para las propias ballenas", ha relatado un portavoz del organismo. "Las ballenas supervivientes han sido sacrificadas por el equipo profesional para evitarles un mayor sufrimiento", ha añadido.
Pitt es la "isla deshabitada más remota de Nueva Zelanda", por lo que "las comunicaciones son limitadas y la logística es un reto".
Los cuerpos de los cetáceos han sido abandonados en las playas para un proceso natural de descomposición.
La muerte de estas 240 ballenas se da después del deceso de otros 215 ejemplares que se quedaron varados el pasado sábado a unos 40 kilómetros de la isla Rangiauria, que pertenece al grupo de las islas Chatham, en donde residen menos de 800 personas.
Las islas Chatham son escenario frecuente de muerte de ballenas varadas. En 1918 se registró el mayor evento de este tipo con unas 1.000 ballenas piloto muertas. En 2018 fueron 51 las ballenas piloto muertas tras encallar en la bahía de Hanson. Entonces una treintena pudieron volver al mar por sus propios medios.
En 2017 fueron unas 600 las que encallaron en Farewell Spit de la Isla Sur de Nueva Zelanda y el Ejército, los voluntarios y Proyecto Jonah lograron rescatar a unas 400.