Los humanos hace tiempo que tenemos una presencia permanente en la Estación Espacial Internacional, y las últimas misiones preparan el terreno para crear un asentamiento en la Luna y Marte donde vivir y reproducirse. Esto plantea una pregunta: ¿es seguro un embarazo en el espacio? Los científicos están estudiando células madre en gravedad cero para descubrirlo.
Los efectos de la radiación en nuestro cuerpo están bien documentados: puede dañar el corazón, endurecer y estrechar las arterias y/o eliminar algunas de las células en el revestimiento de los vasos sanguíneos, puede dificultar la neurogénesis (el proceso de generación de nuevas células en el cerebro), y puede causar deterioro cognitivo y déficit de memoria.
Lo que está menos claro es cómo la gravedad cero o microgravedad afectaría a nuestras células.
Un artículo de The Conversation asegura que los científicos están empezando a analizar cómo actúan las células madre en gravedad cero, para averiguar cómo se desarrollaría un embrión en el espacio y si sería factible tener hijos en Marte, por ejemplo.
La NASA ha estudiado los efectos de la microgravedad en plantas, cultivando lechugas, coles, pimientos y algunas flores, así como insectos e incluso mamíferos, como las ratas. Estos experimentos permiten a los científicos descubrir cómo la gravedad cero afecta a distintos organismos y si podríamos ser autosuficientes durante una misión de larga duración.
Pero los experimentos hasta el momento solo han revelado problemas para la reproducción en microgravedad. Si bien los seres humanos y los animales se adaptan a las condiciones de los vuelos espaciales, las respuestas de los embriones, fetos y larvas de vertebrados fueron muy diferentes.
Varios estudios mostraron que la fertilización y el desarrollo embrionario pueden ocurrir en el entorno espacial, pero se han observado varias anomalías sutiles en erizos de mar (Lytechinus pictus), ranas (Xenopus laevis) y tritones (Pleurodeles waltl).
Cuatro peces medaka (Oryzias latipes) fueron los primeros vertebrados en aparearse con éxito en el espacio durante una misión de 15 días a bordo de un transbordador espacial.
En mamíferos, hasta donde sabemos, solo un estudio en ratas ha investigado el efecto de los vuelos espaciales en el ciclo estral o ciclo reproductivo, que se interrumpe durante el embarazo. De las cinco hembras de la misión a las que se les permitió parir, cuatro parieron camadas vivas y una parió una camada muerta.
Pero la microgravedad causó alteraciones neurológicas negativas en algunas de las ratas que podrían transmitirse a la posterior generación.
Los científicos creen que la falta de gravedad podría hacer que las extremidades creciesen de manera dispar, y las células podrían desarrollarse en los lugares equivocados del organismo. Por lo tanto, habrá que seguir experimentando para concluir que la reproducción en el espacio es segura.
La misión tripulada de larga duración más próxima a otro mundo probablemente será Artemis, de la NASA, que quiere enviar humanos a la Luna. En unos años o décadas, si la ciencia espacial avanza lo suficientemente rápido, quizá veamos un asentamiento humano en Marte.