El teléfono móvil se ha convertido en una herramienta básica que llevamos a todas partes y que cada vez pasa más tiempo en nuestra mano y menos en nuestro bolsillo. Lo usamos para todo: consultar la hora, comunicarnos por mensajería instantánea, guiarnos por las calles, realizar búsquedas en Internet, consultar correos electrónicos, trabajar, jugar... Por eso es normal que los distintos componentes de nuestro terminal acaben por ensuciarse y sufrir las consecuencias de su exposición a los elementos de nuestro entono, como el polvo, la suciedad o incluso (cuando nos despistamos) el agua. Precisamente los altavoces son un área sensible de tu móvil, ya que se trata de una de las pocas zonas 'abiertas' por necesidad dentro de su estructura. ¿Cómo limpiar los altavoces de tu móvil?
Existen muchos trucos para limpiar los altavoces de tu móvil aunque, ante la duda, si quieres evitar accidentes, lo mejor es que acudas a un profesional. Ten en cuenta que la entrada de agua y de polvo puede terminar dañando otras áreas de tu teléfono y que muchos de los trucos o ideas que encontramos en la red pueden no resultar aptos para tu modelo concreto.
Eso sí, en caso de entrada de agua, es importante que actúes rápido para evitar que ésta se cuele en el interior. Desde Orange recomiendan dar estos pasos:
Estos pasos te ayudarán a salvar tu móvil (incluyendo, lógicamente, sus altavoces) pero es posible que, transcurrido el tiempo necesario, éste siga sin resucitar. Llévalo a un punto especializado para conocer qué pasos puedes dar y qué áreas han sido dañadas.
En cuanto a la presencia de polvo o suciedad en los altavoces, evita el uso de líquidos o de alfileres y otros elementos punzantes para limpiar esta zona, ya que podrías agravar el problema o terminar por destrozar estos conductos y la malla que los protege.
Al contrario, puedes utilizar una pera de aire: deberás dirigir los 'soplos' de aire hacia el altavoz, sin excederte en la presión. Es mejor 'soplar' de forma ligera. Esto ayudará a eliminar las motas de polvo acumuladas y cualquier partícula residual. También puedes utilizar aire comprimido, en ráfagas cortas, o bien valerte de un cepillo de dientes para frotar la zona suavemente. Eso sí, asegúrate de que esté limpio y seco.