Este verano tendremos dos lluvias de estrellas: las Delta Acuáridas, cuya máxima actividad se dará esta semana, y las Perseidas, a comienzos de agosto. Las “lagrimas de San Lorenzo” son los meteoros más conocidos, primero porque son muy numerosos y, segundo, porque ocurren en verano, cuando las noches son largas y el cielo está despejado para su observación. Te contamos cómo y cuándo verlas.
La lluvia de estrellas Perseidas sucede todos los años en agosto. Son conocidas también como "lágrimas de San Lorenzo" por la proximidad del máximo de la lluvia de meteoros al 10 de agosto, día de la festividad.
Las Perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte en pleno verano, comenzando a finales de julio, hasta finales de agosto. Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora.
Su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables para la observación durante el verano boreal, hace de las Perseidas la lluvia de meteoros más popular, y la más fácilmente observable, de las que tienen lugar a lo largo del año.
Su máxima actividad este año caerá en la noche del viernes 12 al sábado 13 de agosto.
Por desgracia, ocurrirá demasiado cerca de la luna llena (el plenilunio será el 12 de agosto), que hará difícil la observación de los meteoros, informan desde Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional, IGN).
Las Perseidas tienen su origen en el cometa 109P/Swift-Tuttle, que orbita alrededor del Sol cada 133 años. Durante su viaje en torno a la estrella, este cometa arroja al espacio un reguero de gases, polvo y escombros (materiales rocosos) que permanecen en una órbita muy similar a la suya.
Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, se topa con estos restos del cometa (lo cual ocurre siempre en agosto), algunos de los fragmentos rocosos (meteoroides) son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros.
La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan los meteoros que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que llamamos “estrellas fugaces”.
El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro, sin árboles, montañas o edificios que obstaculicen la vista.
Aunque las Perseidas parecen surgir de la constelación de Perseo (su “radiante” o punto de origen aparente), conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras del cielo, en la dirección opuesta a la posición de la Luna, aunque con luna llena será difícil “cazar” algún meteoro. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.