Una morsa está causando sensación en una aldea costera de Noruega. Se trata de Freya, como todos la conocen, que este verano está frecuentando los barcos del puerto, donde le gusta echar la siesta.
Las autoridades y los vecinos de Kragerø, en los fiordos del sureste del país, tienen un nuevo veraneante: la morsa Freya. El animal suele juguetear entre los barcos del puerto y de vez cuando sube a las embarcaciones para echar una siesta, lo cual ha hecho que aparezcan abolladuras en más de un barco, dados los 600 kilos que pesa.
Freya ya era conocida para los biólogos y organizaciones de rastreo de mamíferos marinos de varios países. Apareció por primera vez en los Países Bajos, en un submarino del puerto naval de Den Helder, a finales de 2021. Desde entonces, se ha dejado ver también en Reino Unido, Dinamarca y Suecia. Se cree que llegó nadando con las corrientes hacia el sur.
Para el verano, en cambio, la morsa ha preferido quedarse un tiempecito en Noruega. Esto es inusual. Normalmente estos enormes animales permanecen más cerca del Ártico, por lo que la presencia de Freya en Kragerø está causando bastante revuelo, y ha aparecido en unos cuantos medios de comunicación.
Freya se ha dejado ver cazando un pato, jugando y, sobre todo, durmiendo. Las morsas duermen unas 20 horas al día. Este es un problema, dado que le gusta hacerlo sobre las embarcaciones del puerto, que vencen bajo su peso y algunas han quedado seriamente dañadas.
Según la dirección de Pesca de la región, Freya tiene aspecto saludable, come y hace todo con normalidad.
En cuanto a las personas que se acercan a mirar más de cerca al animal, incluidos los medios de comunicación que intentan grabar, las autoridades avisan: es un peligro para la morsa y para los humanos aproximarse andando, nadando o en kayak. Esto hace que se estrese y puede dar lugar a un ataque si se siente amenazada.
No hay más que recordar a Wally, la morsa que llegó a Irlanda supuestamente arrastrada por un iceberg desde el Ártico, al quedarse dormida. Tras recibir el acoso de los turistas que se acercaban a verlo, el animal huyó sin dejar rastro y los expertos temen lo que haya podido pasar después. Podría haberse desorientado o haber tenido problemas para conseguir alimento, entre otros riesgos.