¿Vida extraterrestre en Venus? Un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts ha descubierto que el amoníaco en las nubes de Venus podría neutralizar el ácido sulfúrico y hacer que el planeta sea "más habitable". El planeta, ubicado a 47,34 millones de kilómetros de la Tierra, albergaría en sus nubes un gas incoloro compuesto por nitrógeno e hidrógeno conocido comúnmente como amoniaco.
El equipo ha realizado una serie de procesos químicos para ver si estas reacciones neutralizarían las gotas de ácido sulfúrico presentes en las nubes en caso de que hubiera amoniaco.
Con ello, la acidez pasaría de -11 a 0, un nivel que permitiría la supervivencia. "Sabemos que la vida puede crecer en ambientes ácidos en la Tierra, pero nada tan ácido como se creía que eran las nubes de Venus", ha contado a Sky News el Dr. William Bains, de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Cardiff y coautor del informe.
Los astrónomos y científicos llevan analizando el gas incoloro presente en la atmósfera superior de Venus desde la década de 1970. Este interés está alimentado por la creencia de que el planeta podría ser adecuado para la vida humana debido a sus altas temperaturas.
Ahora, Bains y sus colegas sostienen que las nubes de Venus podrían contener microbios similares a las bacterias encontradas en la Tierra. El mencionado amoniaco tendría un origen biológico, en lugar de uno provocado por fenómenos naturales como los rayos o erupciones volcánicas.
La profesora Sara Seager, otra coautora del Departamento de Ciencias Terrestres, Atmosféricas y Planetarias (EAPS) del MIT, sostiene que este material "no debería estar en Venus". "Tiene hidrógeno unido a él, y hay muy poco a su alrededor. Cualquier gas que no pertenezca al contexto de su entorno es automáticamente sospechoso de haber sido 'producido' por una forma de vida".
El astrónomo y divulgador Carl Sagan, creador de Cosmos, propuso la aplicación de la ingeniería planetaria en Venus para hacerlo habitable en un artículo publicado en la revista Science en 1961. Su plan era sembrar la atmósfera del ardiente planeta con algas que secuestrarían el CO2 de la atmósfera, reduciendo el efecto invernadero, en lo que sería el germen del concepto de terraformación, que se usaría como tal por primera vez en 1982, cuando el planetólogo Christopher McKay escribió Terraforming Mars, un artículo para la British Interplanetary Society en el que planteaba un método para calentar la atmósfera de Marte.
La opción más probable para la NASA es vivir en ciudades construidas en su atmósfera en vez de hacerlo sobre su superficie, en bases-ciudades construidas en su atmósfera, a unos 50 kilómetros de altitud sobre la superficie de Venus. De esta forma, las condiciones de temperatura, presión y humedad serían idóneas para instalar hipotéticas bases flotantes que fueran habitadas por humanos.