La literatura a cuatro manos cuenta con clásicos como Buenos presagios, de Neil Gailman y Terry Pratchett, o los grandes reportajes de Dominique Lapierre y Larry Collins que se convirtieron de best sellers. Beatriz Roger es criminóloga especializada en drogodependencias. Luiso Soldevila trabaja en la industria cinematográfica. Son madre e hijo y ellos también se han lanzado a la escritura en tándem.
Su primera obra conjunta, Marismas (Ed. Planeta), se adentra en la novela negra y la Costa Brava con en un protagonista que se aleja de los estereotipos. "Todo un sueño", coinciden.
Os embarcáis en vuestra primera novela policiaca y lo hacéis a cuatro manos. ¿Cómo surgió la idea?
Luiso. La primera idea fue mía. Quería escribir sobre un detective joven, distinto a lo que se encuentra en novela negra. Empecé un esbozo y se lo presenté a mi madre. Me hizo unos comentarios y le propuse hacerlo juntos. En aquel momento no imaginábamos que estaríamos aquí. Está siendo todo un sueño.
Beatriz. A Luiso no se le puede decir que no porque pone tanta pasión en las cosas que me la contagió. A los dos nos encanta la escritura y la lectura, sobre todo de suspense. Al mencionarme su idea de Nico Ros ya me entusiasmé. Y como madre, encantada de escribir con mi hijo.
¿Por qué elegisteis el escenario de Llafranc, en la Costa Brava?
L. Porque es nuestro hogar. Mi bisabuelo lo escogió como lugar de veraneo para toda la familia. Además, nos sorprendía que estos escenarios no se hubieran usado antes en novela negra. Sus playas, sus calles, las marismas dan una infinidad de posibilidades.
B. Incidimos en el entorno con toda la intención. Luiso y yo vamos mucho en invierno. En Marismas reflejamos esa otra cara en contraste con el verano, de playas y calles vacías, de restaurantes cerrados o la Gola del Ter, que es un personaje en sí mismo. Es como si tuviera vida propia.
¿Cómo organizasteis la escritura de la novela?
L. Escribimos por separado. Nos repartíamos los capítulos de cinco en cinco porque queríamos participar en todo por igual. Queríamos mezclar la visión de dos generaciones distintas. Juntábamos los capítulos en un documento compartido y poníamos comentarios. Y nos llamábamos constantemente porque cuando se te ocurría una idea muy buena, modificaba el plan del otro.
B. Visto ahora pienso que ha sido complicado. Pero cuando la escribimos no éramos conscientes de ello.
¿Cuándo la escribisteis?
L. Empezamos hace tres años y la entregamos antes del confinamiento. Esos meses los dedicamos a las correcciones que nos pasó la editora y la acabamos de pulir.
B. Durante la pandemia hemos vivido la corrección y la espera por saber si saldría a la luz ha sido eterna.
Otra particularidad de la novela es su protagonista, Nico Ros. ¿Qué tiene de especial?
B. Luiso y yo estábamos cansados de esa amargura del protagonista de la novela negra, que no puede superar sus problemas. Queríamos un personaje que pese a vivir un acontecimiento traumático en el pasado haya sido capaz de sobreponerse.
¿Cuál fue la mayor dificultad a la hora de escribirla?
L. Las nuevas ideas que surgían y modificaban la escaleta. Tenías que llamar veloz para que la otra parte no siguiera. En los personajes también hemos tenido discrepancias creativas como que yo quería hacer a Nico más duro y mi madre más sensible. Yo quería matar a un personaje y mi madre me decía que le había cogido cariño. Y así constantemente.
¿Qué tiene de vosotros esta novela?
L. La novela tiene de mi madre su amor por la naturaleza, sus conocimientos de la vida, su sensibilidad. Y me quedo corto.
B. De Luiso tiene su pasión y entusiasmo, es una persona que no se cansa. Y tiene una forma de ver las cosas que se anticipa a los acontecimientos. Él se lo imagina como una película, le pone cara a los personajes y a la ubicación y consigue que nos sumerjamos.
¿Qué habéis descubierto del otro al escribir esta novela?
B. Yo he descubierto a mi hijo adulto. A un hombre trabajando. He disfrutado estos meses de compartir su trabajo y de su visión. Además, es cabezón y constante, me ha hecho reír mucho pero también me ha hecho trabajar mucho.
L. Me ha sorprendido lo bien que escribe, su constancia y que mantiene la ilusión desde la primera página hasta la última. Y es una animalada con la imaginación que tiene y sobre todo la humildad y cariño para haberse animado a escribirlo conmigo.
Habréis tenido discusiones...
L. Probablemente haya sido por mi intensidad. Si en algún momento yo acababa antes le insistía para que escribiese su parte. En cambio, cuando ella acababa antes, no me insistía y me dejaba mi tiempo.
B. Es un tema de edad. La paciencia se va aprendiendo. ¿Sabes lo que hacía? Cuando él había acabado su parte y quería saber si yo estaba trabajando, le preguntaba a mi marido.
L. Pero se quiere seguir escribiendo conmigo. Algo bueno he hecho.
¿Habrá segunda parte?
L. Esperamos que esta novela funcione porque nos gustaría escribir una segunda parte. Nos hace ilusión establecer a Nico en la Costa Brava. Tiene muchos casos por resolver ahí. En Marismas cerramos la trama del libro pero hay pinceladas que dejan la puerta abierta para otra novela.