"Veo muy difícil que encuentren a mi hija después de diez años, me he hecho esa idea". Así relata Isabel Movilla la agonía que sufre desde que vio por última vez a su hija el 13 de marzo de 2015, un día antes de la fecha en la que Caroline del Valle desapareció con 14 años tras ir con una amiga a un botellón en Sabadell (Barcelona).
Una década que para Isabel ha sido "una montaña rusa" de emociones tras el duro varapalo de no saber el paradero de su hija en un caso que llegó a ser archivado, pero la investigación se volvió a reabrir en 2018. "El caso de mi hija ha estado siete años en un cajón. Me decían que estaba muerta, que la habían matado y la habían metido en un castillo que hay en Sabadell", recuerda la madre en una entrevista a Informativos Telecinco.
La desaparición de su hija ha paralizado la vida de Isabel, quien lamenta que "el caso ha estado siete años en un cajón" y ha llegado a escuchar todo tipo de hipotéticos desenlaces trágicos sobre Caroline. "Destruye todo como un castillo de naipes. Todo mi mundo se vino abajo. Fue un tsunami porque no sabes lo que ha pasado y tu cabeza piensa de todo. Mi madre falleció y nunca sabrá lo que le pasó a mi hija. Eso lo tienes en la cabeza", admite Isabel sobre un dolor con el que convive a diario.
La esperanza por lograr pistas sobre su hija volvió a aparecer en 2018, cuando la Unidad Central de Homicidios de los Mossos d'Esquadra cogió el caso en 2018. Pese a ello, el sufrimiento vivido estos diez años le impiden ser optimista: "Veo muy difícil que encuentren a mi hija, me he hecho esa idea. No la voy a volver a ver más. Pero no quiero que vengan madres detrás de mí y pasen lo mismo".
Para la madre de Caroline, el problema recae en el trabajo previo a la Unidad de Homicidios cogiese el caso. "Ahora tengo muy buen trato con ellos y están muy pendientes de cómo estoy y cualquier información me la dicen para que me quede tranquila. Tengo esperanza en esta unidad, están trabajando. El problema es ese, que los otros no trabajaron y no hicieron lo que tendrían que haber hecho".
Uno de los grandes cambios que han llevado a cabo para seguir con la búsqueda de Caroline es la realización de un retrato actual de la desaparecida, quien tenía 14 años cuando fue vista por última vez. "La gente por redes sociales me escribía para decirme que habían visto a mi hija con el cartel de desaparecida cuando era pequeña, pero realmente eran niñas. Mi hija ahora es una mujer adulta y tiene 24 años. La buscan tanto muerta como viva, por eso necesitan un retrato actual".
Una búsqueda incesante en la que el dolor forma parte de la rutina de Isabel, aunque eso no le impide mantener un rayo de esperanza: "Los desaparecidos no tienen voz, pero la tenemos sus familias por ellos. Yo siempre dejo la luz del pasillo encendida por si vuelve, que no se dé un golpe al abrir la puerta".
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