2024 siempre estará en el corazón de Isabel Calvo, la luchadora de artes marciales mixtas que se ha convertido en la primera española en la historia en ser campeona del mundo MMA amateur, el mismo año en el que ha logrado defender su tesis doctoral de Biomedicina. Un doble hito que ha culminado desde el laboratorio en Barcelona y la jaula en Uzbekistán, donde tocó el cielo en un deporte que empezó a practicar desde cero hace tres años.
"Los grandes retos no asustan, me motivan aún más", explica la joven madrileña de 28 años, que se mudó en 2018 a Barcelona para hacer el Máster y Doctorado en Biomedicina. Un objetivo que ha superado con creces seis años más tarde, en el que ha tenido que compaginar horas de estudio y prácticas con un deporte que desconocía hasta su llegada a la capital catalana, y que le marcó para siempre.
"Las artes marciales mixtas se cruzan en mi camino en febrero de 2022. Fui con un amigo a hacer una clase de grappling. Al lado estaban haciendo MMA y me gustó mucho más, por lo que decidí apuntarme. Ni siquiera era fan. Sabía que tenías que enfrentarte con tu rival y ganar, pero a nivel técnica y estrategia no tenía mucha idea, pero al mes y medio me ofrecieron competir en los campeonatos de Cataluña", explica Isabel en una entrevista a Informativos Telecinco.
Su primera experiencia peleando desde la jaula no fue positiva: "Perdí, no estaba preparada". Pese a la derrota, el deporte le enganchó y con el tiempo llegaron las victorias y muchas horas de entrenamiento, hasta el punto de dejar "de lado un poco" la ciencia. Este inicio le catapultó y ahora ha llegado a lo más alto del deporte de las artes marciales amateur. Para ello, el cambio de gimnasio fue esencial.
"Fue como pasar de entrenar para divertirme, a entrenar con profesionales. Al llegar me preguntaron cuáles eran mis objetivos. Hay una selección para entrar. Dije que era llegar a lo más alto porque si no para qué voy a dedicarle tanto tiempo. Y una vez puse en voz alta mis objetivos, me di cuenta de que necesitaba una dedicación mucho más grande porque la gente que gana lleva años entrenando", recuerda Isabel.
De este modo, tuvo que afrontar el doble reto de acabar su tesis y luchar para llegar a la cima de la MMA: "Era una locura. La parte buena es que en el doctorado los horarios son bastante flexibles porque dependemos más de nuestros resultados que de estar en un horario de oficina normal".
Así, Isabel pasaba el día entre entrenamientos y laboratorios: "Por la mañana hacía mi preparación física antes de ir a trabajar. Luego me iba al laboratorio y a la hora de comer me iba a hacer físico. Entonces volvía al laboratorio y por la tarde me iba a entrenar MMA y por la noche regresaba el laboratorio, a veces hasta las tres o cuatro de la mañana".
Una rutina repleta de sacrificios que, en su caso, "no era duro" al hacer dos actividades que le apasionaban. "Mentalmente sabía que estaba haciendo lo que quería y nadie me obligaba. Había decidido complicarme así la vida y me hacía feliz poder hacerlo", admite sobre un proceso en el que su familia fue más reacia.
"Vinieron a ver mi primera pelea y en el debut me partieron la nariz. Fue bastante sangriento y estaban espantados. Al final lo han ido aceptando hasta el punto de que ahora mi madre y mi padre son fans y me apoyan. Incluso económicamente. Confían en que conseguiré lo que me proponga", destaca Isabel, quien ha pasado en menos tres años de no saber MMA a ser campeona del mundo.
La clave de su éxito ha sido "no preocuparse" ni sobrepensar su situación: "Le he dedicado muchas horas porque si me pongo a pensar que llevo dos años y medio es imposible, pero en lugar de ello he entrenado cinco horas al día y no me he puesto ningún límite. Lo he cogido como la oportunidad que era".
Gracias a este esfuerzo y mentalidad, en noviembre se proclamó campeona del mundo de MMA amateur en peso paja femenino (52,5 kilos) en Campeonato Mundial de la Federación Internacional de Artes Marciales Mixtas, celebrado en Uzbekistán: "Fue una locura. Cuando nos subieron al podio delante de miles de personas y sonó el himno de España, pensaba que no me iba a emocionar, pero estaba llorando. Lo recuerdo como uno de los momentos más bonitos de mi vida".
Una alegría que meses antes también sintió al acabar la tesis doctoral. "Le he dedicado muchas horas y mucho cariño. Era como mi bebé. Estaba completamente feliz de haber cumplido el objetivo y ahora puedo hacer lo que realmente a mí me llena. Ya no tengo excusas de que tenga que ir un entrenamiento o al laboratorio. Me sentí aliviada", admite.
Ahora, sus planes actuales pasan por centrarse a pleno en la MMA: "Haré mi debut profesional más pronto que tarde". Pese a ello, la madrileña ya tiene en mente otro objetivo que poco tiene que ver con la biomedicina. "Me estoy preparando para opositar como bombera. Es una profesión que aparte de ser muy gratificante, también compagina muy bien con ser un peleador y no puedo serlo toda la vida".
El mundo de la ciencia ahora ha pasado a ser su afición. "Lo guardaré como un hobby. Normalmente la gente tiene un trabajo más normal y luego hace un deporte. Yo voy a lo contrario. Llego a mi casa y sigo leyendo artículos científicos. Me interesa, pero no tengo el plan de volver porque he descubierto lo que entusiasma y quitarme yo misma mi pasión sería una locura", culmina Isabel Calvo, flamante campeona de MMA y doctora en Biomedicina.
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