El amor incondicional de tres amigas de Castellón se ha convertido en una historia única de amistad y solidaridad, después de que una de ellas fuese diagnosticada de leucemia en 2013 y el resto decidiese hacer pulseras para venderlas, a cambio de donativos para la investigación del cáncer infantil. Una iniciativa que una década más tarde ha permitido a Candela, Daniela y Mariona recaudar más de cuatro millones de euros. Informa M. Fente y M. Pérez.

Candela tuvo que afrontar la leucemia con 11 años. "Un diagnóstico así te cambia la vida, dejas de hacer las cosas que hacen los niños como ir al colegio, quedar con amigos o jugar y pasas a estar ingresado en un hospital para hacer un tratamiento de quimioterapia", recuerda la joven, que ahora tiene 22 años y estudia Medicina.

Para afrontar la enfermedad, la familia se mudó de Benicarló a Barcelona, donde fue ingresada durante un año en el Hospital Sant Joan de Déu: "Fue una gran suerte porque te hacen sentirte un poco como casa y no olvidar que eres un niño". Una de las actividades que le permitían evadirse era tejer pulseras de hilo junto a una voluntaria del centro hospitalaria.

Esa actividad atrapó a Candela, quien no dudó en enseñar su nueva afición a sus amigas durante un fin de semana que la joven regresó a su casa de Benicarló. Allí, tejieron sin saberlo el inicio de una iniciativa que acabaría convirtiéndose en una fundación.

Tenían solo nueve años y decidieron que esas pulseras llevaran el nombre de Candela, convencidas que con ellas podrían ayudar a su amiga en esos malos momentos. De este modo, toda sellas se pasaron el verano haciendo "Candelas" y llegaron a montar un tenderete en el paseo de Benicarló para que los vecinos pudiesen colaborar con donaciones.

Mientras, Candela seguía con su proceso de recuperación y al año siguiente fue ingresada en el Vall d'Hebron y al otro regresó de nuevo a Sant Joan de Déu para seguir con el tratamiento. En total, tres cursos escolares que no fue al colegio y en el que logró superar la leucemia en 2017, año en el que se fundó la Asociación Pulseras Candela.

En la actualidad, la fundación cuenta con 500 voluntarios que vende las pulseras por toda España y Andorra. Una historia tejida por el amor entre tres amigas, que ha conseguido recaudar más de cuatro millones de euros en diez años.

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