La exposición a contaminantes atmosféricos se asocia con una mayor duración de síntomas de la covid persistente, en parte debido a su impacto en la gravedad de la infección aguda. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en colaboración con el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP).
La investigación explora la relación entre diferentes exposiciones ambientales y la covid persistente, una enfermedad heterogénea en la que síntomas como la fatiga, la dificultad para respirar y los problemas cognitivos persisten durante meses tras una infección por coronavirus.
El estudio ha seguido a más de 2.800 adultos, de entre 40 y 65 años, que vivían en la cohorte Covicat de Cataluña y completaron tres cuestionarios en línea (2020, 2021 y 2023) durante la pandemia. Estas encuestas recogieron información sobre infecciones por covid-19, estado de vacunación, estado de salud y datos sociodemográficos.
Además, el equipo investigador calculó la exposición residencial al ruido, las partículas, el ozono, el dióxido de nitrógeno, los espacios verdes y la luz artificial nocturna para cada participante. El análisis mostró que una de cada cuatro personas que contrajeron el coronavirus experimentaron síntomas persistentes durante tres meses o más, y un 5% experimentó síntomas que duraron durante dos años o más.
Las mujeres, las personas con niveles educativos más bajos, aquellas con condiciones crónicas previas y quienes tuvieron una covid grave presentaron mayor riesgo de desarrollar covid persistente. La vacunación, por otro lado, tuvo un impacto positivo: solo el 15% de los participantes vacunados lo desarrollaron, en comparación con el 46% de los no vacunados.
La exposición a partículas en el aire (PM2,5 y PM10) se asoció con un ligero aumento del riesgo de covid persistente de larga duración. Es decir, personas que informaron tener coronavirus persistente en 2021 y cuyos síntomas seguían presentes la última semana antes de la entrevista de 2023.
El riesgo de covid persistente de larga duración aumentó de forma lineal con mayores niveles de exposición a las partículas en suspensión. En contraste, factores como la proximidad a espacios verdes o el ruido del tráfico apenas influyeron en la duración.
El equipo investigador señala que, si bien es posible que la contaminación atmosférica no sea una causa directa, sí podría aumentar la gravedad de la infección inicial, lo que, a su vez, eleva el riesgo de manera prolongada. “Esta hipótesis se ve respaldada por la asociación entre las partículas en suspensión y los casos más graves y duraderos de covid persistente, pero no con todos los casos”, afirma Apolline Saucy, primera autora del estudio.
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