Rescatar fotografías olvidadas ha permitido a varias personas volver a ver el reflejo de aquellos seres queridos que ya se han ido gracias a la labor de Esther Mora, una arqueóloga catalana que colecciona recuerdos perdidos y los comparte por redes sociales con el objetivo de encontrar a los familiares de las instantáneas.
Esta afición le ha llevado a rastrear de manera asidua el mercado de antigüedades y artículos de segunda mano dels Encants de Barcelona, donde el pasado y presente se interrelacionan en un espacio repleto de nostalgia y recuerdos de épocas anteriores. Allí encuentra todo tipo de fotografías desde álbumes de 1930 hasta del cambio de siglo.
"Las fotografías más mundanas y cotidianas de una familia en la playa, nadie las quiere. A mí eso me daba pena y curiosidad por saber quiénes fueron estas personas o si hay alguien que aún podría seguir vivo que le podría interesar", explica Esther a Informativos Telecinco, sobre una "pequeña esperanza" de encontrar a los protagonistas de las fotografías que le ha llevado a hacerse con centenares de instantáneas y compartirlas por redes sociales.
A partir de esta inquietud, ha descubierto un mundo en blanco y negro repleto de nostalgia: "Acaban tiradas en los mercados. A veces los encuentras en el suelo y cogen polvo. Nadie las compra ni las quiere". Sin embargo, su labor permite mantener vivo un recuerdo que parecía estar abocado al olvido.
"Ver álbumes enteros perdidos me da tristeza. Espero que haya alguien que quiera recuperarlas para que no se pierdan porque todos seguimos vivos mientras alguien nos recuerde. Cuando no queda absolutamente nada, ni ningún objeto que nos asocia a nuestra existencia, es como que dejamos de existir y desaparecemos. Por eso quiero recuperarlas y dárselas a las personas", añade Esther.
Estas fotografías se han convertido en auténticas reliquias, aunque acaben como simples objetos de vidas anónimas en mercados de segunda mano: "Las instantáneas acaban en cajas tras vaciar pisos cuando fallece una persona y no hay herederos. En su casa, el interés de Esther pasa desde fotografías a negativos, DVD's o álbumes sobre momentos cotidianos, de niños, familias o amigos.
Momentos valiosos que inmortalizaban una alegría que ha quedado en el olvido. "Lo que más me remueve es cuando encuentro álbumes enteros. Hay fotos pegadas, lugares y fechas escritas. Todo hecho con un cariño y amor. Hay algo que se me rompe por dentro y me genera emotividad", admite Esther.
"Sé que no es mi vida y no son mis recuerdos, pero en lo personal, no tengo muchas fotografías de mi pasado o de mi familia. Las puedo contar casi con los dedos de la mano", añade la joven de 25 años, quien gracias a su iniciativa ha llegado a encontrar por redes sociales a familiares de los protagonistas de algunos de los recuerdos que mantiene de terceras personas.
"Encontré unos negativos que estaban tirados en una mesa en mal estado. Los compré, me los llevé y lo revelé. Así descubrí que había encontrado fotos de la Guerra Civil, algo que es muy difícil porque los coleccionistas se lo llevan rápidamente. Luego decidí compartirlo y unos meses después de contactaron de una asociación cultural en Zaragoza", recuerda Esther.
A través de las redes, logró llegar hasta un hombre que salía en una de las fotos. "Reconocieron el pueblo por el campanar de la iglesia. Estaban contentos, me dijeron que harían una pequeña exposición", expresa con orgullo la arquéologa, que ha logrado recordar momentos del pasado a través de la recuperación de fotografías.
Uno de esos recuerdos es el álbum de una pareja joven de los años 50 en Barcelona, donde aparecen los padres de una mujer que se ha puesta en contacto con ella para recuperar los recuerdos de sus seres queridos. "Su padre ha fallecido hace un mes. Tiene un valor emocional, donde aparecen fotos de la boda o de vacaciones".
Una alegría compartida que no siempre tiene un final feliz. "Sé que la inmensa mayoría de fotos que tengo, nunca voy a encontrar a nadie, es muy difícil. Pero con solo este álbum que ya haya llegado a la familia, todo el esfuerzo que he hecho ya ha valido la pena. Si no hubiese hecho todo esto, a lo mejor esta persona nunca habría encontrado el álbum, donde salen fotos de su padre que falleció hace un mes", sentencia.
Estas fotografías producen nostalgia, pero permiten revivir una época anterior que gracias a la labor de Esther mantiene vivos a los protagonistas de las instantáneas en un recuerdo que perdura desde los rincones más recónditos de mercados de segunda mano.
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