Las obras del nuevo túnel de la L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) ha causado indignación entre los vecinos de la Izquierda del Eixample de Barcelona. En concreto a los vecinos de la calle Urgell, donde han instalado unos tubos de tres pisos de altura y vallas de seis metros que bloquean las vistas desde las ventanas de sus pisos.
Primero instalaron las vallas para aislar los ruidos que van a generar las obras, provocando que algunas viviendas pierdan la visibilidad. Un sufrimiento que ha ido en aumento tras la instalación de unos tubos aún mucho más altos que las vallas.
"Es un esperpento, una vergüenza. Así no se puede vivir, sin luz y sin derecho a la ciudad", explica Roberto, uno de los vecinos afectados que tiene una valla a pocos centímetros de su ventana.
La nueva sorpresa para los vecinos han sido los tubos, que mezclará un producto que servirá para excavar el túnel del metro de los Ferrocarriles de la Generalitat. "Estamos preocupados. El polvo y el ruido en principio es leve. Supongo que cuando funcione la maquinaria será peor. Utilizan unas grúas tremendas para hacer la instalación", admite Mar, otra de las vecinas afectadas.
Esta calle también se ha estrechado con motivo de las obras. Ha pasado de más de cinco metros a 1,80 metros, por la que pasan patinetes y bicis. "Es incómodo. Nos genera inseguridad con la oscuridad", explica otra vecina sobre unas obras que también han hecho caer "en picado" las ventas de un estanco situado en la misma calle.
"Es un sitio de paso y ahora ha quedado arrinconado", explica Gemma, la propietaria del establecimiento, quien afronta el suplicio de unas obras que durará seis meses la primera fase, aunque se prolongarán hasta 2030.
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