El glioblastoma de Sergio, una "motivación" para ayudar a otras personas a no rendirse: "Siempre se puede"

  • El joven de Cerdanyola del Vallès fue diagnosticado del tumor cerebral tras sufrir un golpe en la muñeca mientras jugaba a fútbol

  • Las dos operaciones y las sesiones de quimioterapia y radioterapia le han hecho ver la vida con otra perspectiva: "No tengo miedo a nada"

  • Sergio comparte su batalla diaria para recuperarse por redes sociales: "A veces toca aprender a bailar debajo de la lluvia"

Convivir con un tumor cerebral ha cambiado la vida de Sergio, un joven de 31 años al que diagnosticaron en enero de 2024 un glioblastoma tras sufrir un golpe en la muñeca mientras jugaba a fútbol. Desde entonces, el de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) tiene afectada toda la parte derecha de su cuerpo y ha pasado por dos operaciones y sesiones de radioterapia y quimioterapia. Una situación que le ha hecho descubrir una fortaleza con la que trata de "ayudar a otras personas a no rendirse".

"No tengo miedo a nada. A veces toca aprender a bailar debajo de la lluvia. Le puede tocar a cualquiera. Y no te lo crees hasta que te ocurre. De pobrecito nada, soy un luchador", explica Sergio en una entrevista a Informativos Telecinco sobre su proyecto 'Siempre se puede', con el que utiliza sus redes para compartir su batalla y motivación con el objetivo de recaudar fondos por la enfermedad y llevar 1.500 firmas al Congreso de los Diputados.

A veces toca aprender a bailar debajo de la lluvia (...) de pobrecito nada, soy un luchador

Su historia con la enfermedad empezó hace casi un año, después de sufrir un golpe en la muñeca. Lo que parecía un encontronazo más mientras practicaba su deporte favorito, se fue complicando poco a poco hasta que un día toda su coordinación del lado derecho falló. "Las dos primeras veces que fui a urgencias, estuve siete horas y el tratamiento era ibuprofeno y a casa. Los neurólogos me decían que estaba bien", recuerda.

Sin embargo, una cita para un electromiograma le permitió descubrir la oscura realidad. "Tuve tres o cuatro días de aceptación. Luego, dentro de lo que cabe, estaba hecho un toro. Lo pasas mal, pero llega un momento que lo aceptas. Los que peor lo pasan son tu familia y hay que hacérselo fácil, que te vean bien y tranquilo. Eso ayuda a todos", añade Sergio.

Los que peor lo pasan son tu familia y hay que hacérselo fácil, que te vean bien y tranquilo

Desde ese momento, su vida cambió por completo. "Llevo dos operaciones en dos meses y estoy en pleno tratamiento de quimioterapia y radioterapia". Estas intervenciones le hicieron superar todo tipo de obstáculos. Volver a caminar fue uno de ellos: "Los pronósticos eran ir en silla de ruedas o tacataca a largo plazo, pero solo estuve un par de meses gracias al trabajo constante y empeño, ganando musculatura y movilidad".

32 horas con los ojos tapados

Otro de los episodios más duros que tuvo que afrontar es estar hasta 32 horas con los ojos tapados y tumbado en una cama sin poder moverse tras la segunda operación. "Lamentablemente, hasta que no te chocas con la pared y te sientes vivo, reconoces que hay cosas que desperdiciamos o pensamos demasiado y no merecen la pena. Ahí te das cuenta de lo que verdaderamente importa".

En ese momento de inflexión, entre llanto y pensamiento, Sergio descubrió su gran propósito de vida. "Quería ayudar como pudiese a la gente para dar ánimos. Pero había suspense porque todo lo pensaba y aún no había abierto los ojos", rememora el joven, quien una vez salió de la UCI quiso hacer realidad su objetivo, por lo que creó el proyecto 'Siempre se puede'.

Ahora, sus redes sociales se han convertido en un megáfono sobre cómo afrontar una enfermedad y qué siempre hay un aprendizaje en cada etapa que afrontamos: "Me ha tocado vivir esta experiencia. Se ve la vida distinta. El secreto es desahogarse y coger carrerilla de nuevo con más fuerza que antes".

Para mí es un resfriado y ya está

Recuperar la movilidad es su gran motivación. "No me da tiempo a pensar en lo demás. No le doy importancia a esto, para mí es un resfriado y ya está", opina Sergio, quien ha aprendido a estar en paz consigo mismo tras aceptar la situación que le ha tocado vivir.

"Parece que el 'bichito', como yo le llamo, ha construido un chalet y no quiere irse, está a gusto en mi terreno. Pero como soy del Real Madrid, estoy acostumbrado a las remontadas. Hasta el minuto 90 no pita el final del partido y siempre hay épicas", expresa el joven de 31 años, fanático del fútbol".

Sin embargo, dada su situación, no cree que pueda a volver a jugar, aunque tampoco lo descarta. "El balón era mi psicólogo, pero nunca digas nunca", culmina Sergio, quien reconoce que la motivación no es lo único que hace falta para superar la enfermedad. Por ello, la campaña que ha iniciado reivindica la necesidad de acelerar la investigación de esta enfermedad: "Siempre se puede".

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